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Gobernar con sentido común

Addenda

Germán Froto y Madariaga

Siempre tuve ganas de conocer Washington y ahora se me cumplió ese anhelo.

Es sin duda el centro político del país más poderoso del mundo y también del mundo del dinero, aunque esto me importe poco.

Visitar el monumento a Abraham Lincoln, es un punto obligado en este viaje. Y por eso y por la admiración que siempre he sentido por este personaje, es que reproduzco aquí, con unos breves comentarios, el decálogo que él nos legó.

Él sostuvo y aplicó estos diez principios para el ejercicio de un recto Gobierno, a favor de las mayorías:

DECÁLOGO DE ABRAHAM LINCOLN

1.- Usted no puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa Propia.

2.- Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.

3.- Usted no puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.

4.- Usted no puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.

5.- Usted no puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario.

6.- Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.

7.- Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases.

8.- Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.

9.- Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia (libertad) e iniciativa.

10.- Usted no puede ayudar a los hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.

Lincoln ideó estos principios elementales para poder vivir en sociedad, aunque parece que cada vez nos alejamos más de ellos.

¿Cómo se puede crear prosperidad, si se desalienta la iniciativa personal?

El Gobierno tiene que impulsar esa iniciativa, lo mismo en las aulas, que en la empresa o en la investigación.

¿Cómo se puede fortalecer al débil si se debilita al fuerte?

Nos guste o no, todos necesitamos de todos. Y si por fortalecer al débil nos olvidamos de atender las necesidades del fuerte, tendremos cada día menos fortaleza en nuestras comunidades, porque podremos tener muchos que trabajen pero no quiénes inviertan.

No podemos crecer si no tenemos el hábito del ahorro. Lo que ha hecho poderosa, económicamente a esta nación, es el ahorro, tal y como sucedió con Inglaterra.

Por eso la iglesia anglicana pregonaba el ahorro y lo inculcaba, como principio religioso, a sus seguidores.

El carácter de un hombre se forja en los valores fundamentales, como la libertad e iniciativa y el respeto a las instituciones.

Son todos estos principios muy sencillos surgidos del elemental sentido común de un leñador, como lo fue Lincoln, pero que muy pocos gobernantes aplican.

Porque optan por el poder y el dinero, que corrompen y envilecen, en vez de buscar ganarse un párrafo de la historia patria.

Más de un siglo ha pasado y sin embargo figuras como la de Lincoln y la de Juárez, siguen vigentes, porque tuvieron una visión de Estado y gobernaban con sabiduría.

Cuánto nos falta para llegar a esos niveles de Gobierno que ostente el ejemplo imperecedero que nos dejaron ellos.

Por eso, como diría un viejo abogado: “Yo ante Lincoln, compañeros, postro mi rodilla en tierra”.

Por lo demás: “Hasta que nos volvamos e encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano”.

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