Software ecológico. El programa de Google llamado Edison permitirá que los usuarios lleven un registro en tiempo real del uso de la electricidad en su hogar.
MÉXICO, DF.- En unos meses más, los intereses de derechos de autor de miles de mexicanos que han publicado algún libro o texto en los últimos 100 años estarán implicados en un debate inédito, de alcance mundial, y aspectos del futuro de esas obras como información que estará disponible en Internet, se decidirá el 11 de junio, a las 13:00 horas, en la sala 14C del Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York. Pero muchos autores mexicanos o herederos de la titularidad de derechos ni siquiera lo saben aunque hayan sido avisados.
¿Avisados? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? Por ejemplo, en un diario nacional, cuando se publicó una discreta inserción pagada a principios de febrero al igual que en otras decenas de diarios y revistas, desde Manhattan hasta Islas Fidji.
El aviso legal consignó el acuerdo amistoso al que llegó Google con autores y compañías editoriales en octubre pasado, luego de una demanda colectiva contra la empresa interpuesta en 2005 por haber comenzado a digitalizar en 2004 los vastos acervos de grandes bibliotecas universitarias, como las de Stanford, Harvard o Princeton, sin considerar si los libros estaban libres del pago de derechos o no. El documento ofrece información sobre pagos por daños y perjuicios, y detalla el plan que tiene para continuar, bajo ciertas reglas, con el ambicioso Library Project de Google.
Estos anuncios publicados en todo el mundo y que, según The New York Times, han tenido un costo de 8 millones dólares, forman parte de la que quizá sea una de las campañas de aviso legal más grandes de la historia.
Pero tanto esfuerzo no es por gusto sino obligado. Encontrar a autores y editores afectados en todo el planeta es un requisito que se tomará en cuenta en los tribunales para aprobar el acuerdo, modificarlo o desecharlo.
Si alguien es un autor o editor que no es ciudadano de Estados Unidos y vive fuera de ese país, ¿está incluido en ese acuerdo? "Sí, lo más probable es que sí", se afirma en la amplia y detallada información disponible en el sitio www.googlebooksettlement.com, publicada en la Red en 36 idiomas para conocimiento de los potenciales afectados.
Y en México prácticamente todas las editoriales y autores son potenciales afectados porque este país tiene relaciones de derechos de autor con Estados Unidos y porque es miembro de la Convención de Berna, un convenio internacional sobre el tema.
"Efectivamente, según el Artículo 133 constitucional, México está obligado a aplicar convenios internacionales firmados por el país, y el de Berna es uno de ellos; a través de éste, acuerdos como el que menciona pueden tener cierto impacto en los derechos de autores mexicanos siempre y cuando se respete la Ley Federal de Derechos de Autor", explica Óscar Eduardo Zárate, subdirector de Consulta del Instituto Nacional del Derecho de Autor, en donde no se han recibido solicitudes de asesoría por parte de autores o editores con inquietudes sobre el acuerdo.
Al parecer, Google y las partes demandantes ahora han tenido cuidado en puntualizar los alcances del acuerdo según las leyes de cada país. En el caso de México, por ejemplo, consideran que la vigencia de derechos es de 100 años (en Estados Unidos son 75) después de la muerte de un autor si éste no tiene herederos, sucesores o cesionarios.
"La idea es ayudar a las bibliotecas a la indexación y digitalización del contenido que se pueda. Indexar según la Ley de derecho de autor de cada país. Típicamente son libros de dominio público, la definición de dominio público es algo que tomamos muy seriamente y tenemos que calcularla de manera conforme al país de acceso de los usuarios. [
Si el tribunal neoyorquino da el visto bueno al acuerdo, éste se aplicará con libros existentes en acervos de Estados Unidos (pero procedentes de cualquier parte del mundo) que Google podrá seguir digitalizando para alimentar una gran base de datos de la que podrá vender suscripciones a instituciones, "vender acceso en línea a libros individuales, vender anuncios publicitarios en las páginas de libros, exhibir porciones de un libro en un formato de 'previsualización' para fomentar ventas de acceso en línea a libros, exhibir fragmentos de libros y exhibir información bibliográfica de libros", según avisa la página www.googlebookseattlement.com.
De hecho, en 2004 Google comenzó a escanear los acervos de grandes universidades estadounidenses con el fin de hacer todo lo anterior con libros antiguos, modernos, pero ya inasequibles, así como contemporáneos y aún con plena vigencia de copyright, pero sin consultar a autores y editores. A la fecha Google niega los reclamos.
La empresa entonces fue demandada por digitalizar libros protegidos por derechos de autor y por exhibir pasajes sin autorización, y a las bibliotecas asociadas a esta iniciativa llamada Library Project, si bien no fueron demandas, se les reprochó haber llevado más allá de lo aceptable una práctica conocida como fair use, es decir, un uso de textos que debe ser legítimo o razonable con el fin de socializar conocimiento a través de la difusión en Internet de extractos de material protegido aún por derechos de autor.
"Esas bibliotecas se extralimitaron porque no tienen derecho de otorgar a cualquier empresa la reproducción impresa o digital. Sólo tienen derecho a hacer préstamos; no están facultadas para dar una autorización de reproducción digital porque no son titulares de derechos de autor", comenta Alejandra Sánchez Mollano, consejera titular del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro).
Esta sociedad de gestión colectiva, Cempro, que agrupa a más de 60 autores y editoriales como las filiales en México de Grupo Santillana y Random House Mondadori, es una de las pocas asociaciones informadas sobre los alcances del acuerdo y del debate que se dará en Estados Unidos y así lo han hecho saber a sus socios.
Y es que uno de los puntos del acuerdo es que si a más tardar el próximo 5 de mayo los titulares de derechos de autor en todo el mundo no se excluyen a través de la página Web o por correo, automáticamente quedarán obligados a las decisiones que tome el tribunal, sin posibilidades de objetar puntos específicos del documento y exonerarán a Google de cualquier reclamo por daños y perjuicios.
"Como sociedad de gestión colectiva, Cempro no tiene una postura; informa a los socios para que hagan saber si actuarán de manera individual o colectiva", explica Alejandra Sánchez, quien también es directora de Derechos de Autor de Editorial Limusa. En contraparte, en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) el caso era desconocido hasta que este diario preguntó qué acciones tomaría. Jesús Mejía, director del Jurídico de Sogem, informó que aún no han recibido ninguna solicitud de autores para asesorarse.
En México, donde sólo se han publicado sendos avisos legales en El Universal y Reforma, la campaña millonaria para informar a autores y editores apenas ha sido advertida por los interesados. Excepto Cempro, la desinformación total o parcial es lo común en editoriales privadas y públicas.
Un ejemplo es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con programas editoriales especializados de gran relevancia a nivel mundial y cuyos libros forman parte de los acervos de las universidades estadounidenses asociadas con Google. En el INAH las potenciales implicaciones del Google Library Project eran desconocidas. "Los libros editados son parte de los derechos patrimoniales del instituto, al margen de los derechos de autor de los que son titulares los investigadores. El área jurídica revisará el acuerdo y se actuará para proteger esos derechos", reaccionó Benito Taibo, coordinador de Comunicación del INAH.
En el Fondo de Cultura Económica, la gran editorial del Estado con un catálogo del que figuran numerosos títulos en las bibliotecas asociadas con Google, Eloísa García Barajas, subgerente de la Unidad de Propiedad Intelectual, no quiso hacer comentarios.
Además de costear los gastos de digitalización de los ricos acervos de las 20 bibliotecas asociadas en Estados Unidos y Europa a un precio de entre 30 a 50 dólares por título, la empresa también creará y mantendrá un registro mundial de derechos de libros para localizar a titulares de derechos y para recolectar y distribuir las ganancias de los titulares de derechos de los libros de los que Google hará uso comercial. Según el acuerdo, pagará 63% de los beneficios.
Con el propósito de generar ahorros en energía y hacer frente a la situación económica actual, empresas como Google y Microsoft desarrollaron cada uno por su lado un software gratuito que ahorra energía.
El programa de Google (aún no lanzado) permitirá que los usuarios lleven un registro en tiempo real del uso de la electricidad en su hogar. Con esos datos cada consumidor podrá regular su energía.
El gigante de Internet señaló que el ahorro de energía implicará una reducción de los gastos en la factura de electricidad de entre el 5 por ciento y el 15 por ciento.
El software gratuito de Microsoft llamado Edison (http://microsoft.com/latam/medioambiente) es capaz de medir, monitorear y administrar la eficiencia de energía en las computadoras, reduciendo las emisiones de carbono.
Esta herramienta permite sincronizar la máquina para que se apague cuando no se está usando o pone en modo de reposo automático ciertas funciones que determina el usuario.
Al respecto, Rubén Colomo Barrera, de Divulgación Tecnológica de Microsoft México, dijo que "el implementar estas políticas te ayuda a ahorrar aproximadamente 50% de lo que normalmente consumes de energía". Ya instalada, la aplicación ayudará a que las empresas puedan ahorrar alrededor de un millón y medio de pesos anuales, equivalente a salvar unas 2.5 hectáreas de árboles en tres años o retirar de la circulación cinco vehículos al año.