Excesos de la autoridad. Son varios los ciudadanos que han denunciado públicamente abusos cometidos por policías municipales de Torreón. EL SIGLO DE TORREÓN
A pesar de que no quieren presentar denuncia por abusos que han sufrido a manos de policías municipales de Torreón, varias personas se acercaron a El Siglo de Torreón para relatar sus experiencias. Todavía temerosos, piden guardar su identidad y usar nombres ficticios.
"Y si se te ocurre ir a ponernos dedo en la oficina de asuntos internos o nos pones una denuncia, vamos a ir a buscarte y no te la vas a acabar, te va a ir como en feria, al cabo que ya tenemos todos tus datos".
Ese fue el discurso final que un grupo de policías municipales de Torreón dirigió a cuatro trabajadores de un restaurante de la Alameda Zaragoza cuando los detuvieron afuera de una tienda de conveniencia la noche del pasado Jueves Santo, antes de salir de viaje. "Fuimos a comprar refrescos, cigarros y dulces para el viaje", relata uno de los hombres, que se identificó como Francisco.
Los afectados decidieron contar su historia luego de varias semanas de reflexionar sobre las consecuencias que tendría hacer pública su experiencia.
El viaje a la tienda iba a durar apenas cinco minutos. Pero los hombres fueron detenidos por una pareja de agentes municipales, un hombre y una mujer que, según el relato, bajaron de una camioneta con sus armas desenfundadas y bajaron a los hombres de su vehículo.
Uno de los "detenidos", identificado como Gerardo, alcanzó a llamar por celular a su hermano, pero apareció otra patrulla, "una de las nuevas, que parecen Grand Marquis", de donde bajaron dos policías que le arrebataron el teléfono y lo detuvieron.
El hermano, identificado como Pedro, llegó unos minutos después para encontrar a tres de sus amigos esposados y a su hermano, Gerardo, dentro de la patrulla. Pedro preguntó qué había pasado y los agentes le contestaron que "no es tu problema", pero al intentar tomar su celular, los oficiales lo detuvieron.
"De repente", relata Pedro, "llegó al lugar una camioneta blanca sin placas y con cuatro agentes dentro, sabemos que eran policías porque a pesar de estar vestidos de civil, los uniformados le llamaban comandante a uno y otros tenían arma y placa". Pedro dice que los agentes enfilaron rumbo al edificio municipal de bulevar Revolución y calzada Colón.
Al mismo tiempo una persona que trabaja en el mismo establecimiento que los "detenidos" y que había presenciado la escena en la tienda, tomó nota del número de una patrulla y avisó a familiares de los compañeros. Los familiares acudieron al edificio municipal de la Colón y al no tener noticias, llamaron al número 066 para reportar las unidades y la hora de la "detención", pero no le dieron respuesta sobre el paradero de las patrullas.
Mientras tanto, los "detenidos" fueron llevados al estacionamiento de un banco cercano, relató Pedro, quien dijo que los agentes se comunicaban por teléfono celular, no por radio. Pero al enterarse de que sus familiares los habían reportado, "nos supieron dar una reverenda paliza".
Finalmente los dejaron ir. Pedro escuchó a un agente reportar por celular: "Sí, ya los vamos a soltar, ya les dieron su calentada. Todo está bien".
Los cinco afectados no se animan a presentar una denuncia, debido a que los agentes tomaron los datos de sus credenciales de elector, así como de la placa de la camioneta de uno de ellos. Además, dicen, no confían en que la institución pueda resolver su caso.
EXTORSIÓN CON DESCUENTO
Como ellos, varias personas se acercaron a El Siglo de Torreón para contar sus historias. Otro caso reciente fue relatado por dos hombres, identificados como Manuel y Carlos, que afirman que una patrulla de la Policía de Torreón se les "cerró" sobre el puente que conecta Torreón con Gómez Palacio.
"Eran como las 3 de la mañana, ellos alegaban que nos estaban indicando el alto desde antes, pero yo, que estaba manejando, no había bebido, mi amigo sí, por eso fue imposible que no me diera cuenta. Ya casi estábamos en Gómez cuando la patrulla nos cerró y nos hizo devolver en reversa por todo el puente", relata Manuel.
Cuenta que una segunda patrulla llegó al lugar. "Nos insultaron y nos amenazaron con llevarnos a la cárcel", dice.
Fueron dos horas de pesadilla en las que los cuatro agentes les exigieron 2 mil pesos. Tras negarse a dar tal cantidad, quizá conscientes de la crisis económica, los agentes rebajaron la "cuota" a la mitad. Manuel llamó a un amigo para que le llevara el dinero, pues dice que no quería ir con los agentes a un cajero.
Finalmente, los policías se fueron con mil pesos y los dejaron con la recomendación de que se fueran "con cuidado".
LA 'SEÑORITA DE AZUL'
Otras historias de extorsión no se han resuelto tan fácilmente. Al final de una fiesta un viernes de marzo, Pedro Luis se dirigía a su casa y relata que una patrulla le marcó el alto en el cruce de bulevar Constitución y Acuña.
"Los agentes me dijeron que cuántas cervezas me había tomado, les dije que cuatro pero que podía manejar bien", cuenta. Pero, añade, los policías lo instruyeron a dar "vuelta dos calles a la izquierda y una a la derecha tras cruzar el bulevar, me pidieron que estacionara el carro, yo pensé que me iban a pedir dinero, pero sin mencionar palabra me pidieron las llaves y me dijeron que me llevaban detenido a la Colón por conducir ebrio, me subieron a la patrulla".
Tras hacerle entender, por medio de reflexiones, la importancia de no mezclar el alcohol con la gasolina, los agentes le dijeron que como muestra de buena voluntad no lo llevarían arrestado, permitiéndole que se bajara de la patrulla con las llaves de su carro.
No lo llevaron al edificio de la Colón, sino que dos horas después lo dejaron a la altura de la colonia San Isidro y cuenta que alguien llamó a los policías para reportar que "ya terminamos con la señorita de azul".
Contento, Pedro Luis tomo un taxi que lo regresara a su vehículo, pero al llegar encontró que a su automóvil, de color azul, le habían quitado los rines, el estéreo, varios accesorios, la defensa y una polvera.
Pedro Luis aún tiene miedo de presentar una denuncia.
Al enterarse de que nuestros familiares los habían reportado al número de emergencia 066, los policías nos supieron dar una reverenda paliza”.
PEDRO A.
Víctima de abuso policiaco
A pesar de que no eran de Vialidad y no estábamos en estado de ebriedad, nos insultaron y nos
amenazaron con llevarnos a la cárcel”.
MANUEL R.
Víctima de abuso