Asesinados. Autoridades levantan un cadáver en el sitio donde aparecieron tiroteados los cuerpos de diez personas en una zona de la frontera común de Venezuela y Colombia.
Diez hombres fueron aesinados y sus cadáveres hallados en varias partes de Táchira, dijo el ministro Ramón Carrizalez. Las autoridades creen que los hombres, colombianos en su mayoría, estaban entre un grupo de 12 personas secuestradas recientemente en Chururú.
Los diez homicidios podrían ser obra de las facciones en lucha en el conflicto interno de ese país, dijo el ministro venezolano de Defensa, e indicó que las tropas de Venezuela incrementan la vigilancia.
En Colombia, el presidente Álvaro Uribe condenó los asesinatos y dijo que muestran "que el terrorismo es internacional, que no tiene fronteras", al tiempo que expresó su confianza de que "haya una acción eficaz de las autoridades de Venezuela para llevar a la cárcel a estos terroristas". Añadió que las autoridades colombianas están prestas a colaborar en la investigación.
Carrizalez no proporcionó detalles sobre el secuestro, pero la agencia de noticias estatal reportó que el grupo -el cual incluía a 10 colombianos, un peruano y un venezolano- fue secuestrado por un grupo armado en una cancha deportiva donde habían estado jugando futbol el 11 de octubre.
Un grupo de hombres vestidos de negro y portando armas de fuego se presentó en el sitio y comenzó a llamar por sus nombres a cada uno de los integrantes del equipo de futbol Los Maniceros. Posteriormente se los llevaron en varias camionetas, indicó el Ministerio Público venezolano en un comunicado.
Carrizalez, que también es vicepresidente del país, dijo que un hombre sobrevivió al plagio y se cree que otro está desaparecido. El sobreviviente, de 19 años, resultó herido en la nuca con orificio de salida en la mandíbula derecha, dijo Orlando López, medio hermano de la víctima.
López dijo que su hermano "no conocía a los tipos (hombres) que mataron. Él los conoció cuando los secuestraron... los tuvieron amarrados 14 días al sol y al agua. Los amarraron a unos palos, con cadenas al cuello y de las manos con candados".