En Gómez Palacio parece que la violencia está ya sin límites ni control alguno. Después de Chihuahua y Sinaloa, ya Durango está catalogado entre los estados más inseguros de la República, y antier con el artero asesinato del director de Protección Ciudadana de Gómez Palacio, Roberto de Jesús Torres Salinas, es una muestra más que al deambular en territorio duranguense se debe andar con cuidado. Nadie ahí -quizá sólo las muy altas esferas estatales- está con mediana seguridad.
El asesinato debe tratarse como lo que es: una verdadera tragedia y una muestra inequívoca que tanto el Gobierno municipal como el del estado, no están interesados en realidad en invertir los recursos necesarios ya no se diga para combatir el crimen de altos vuelos, sino para resguardarse medianamente de los embates de éste.
Las fotos eran penosas en los diarios. El señor Torres Salinas fue atacado en vehículo de cargo que no era más que una pick up de cabina y media ¡pero sin blindaje!
Hace ya algunas semanas fue atacado el director de Seguridad Pública de Torreón, Karlo Castillo, y aunque en este caso el ataque fue perpetrado en patrullaje, a diferencia que el del hoy lamentablemente finado Torres Salinas donde los hechos presumen una mera ejecución.
La pequeña diferencia es que Karlo Castillo iba en vehículo blindado, que seguramente mucho sirvió para que saliera ileso. Roberto de Jesús estaba en coche convencional; ayer fueron sus funerales.
Es fácil darse cuenta que aunque todo el país se está yendo al abismo en materia de seguridad, el que no tenga miedo debe ser más que osado, temerario, pero todo tiene un límite, y en Gómez Palacio parece que no lo han encontrado.
El alcalde Mario Calderón en el tema se mantiene totalmente al margen, tal vez como el poder le ha llegado de rebote, y evidentemente por control remoto el diputado federal y aspirante a la gubernatura Ricardo Rebollo, mantiene el control del municipio, no dice ni pío de las atrocidades que están sucediendo. Y el gobernador Ismael Hernández, con esa astucia política con la que cuenta, se ha percatado que en Durango, no habrá en realidad quién lo pueda presionar lo suficiente para que haga el esfuerzo real de por lo menos contener en lo posible los hechos tan violentos que cada día suceden en el territorio donde él juró respetar y hacer respetar las leyes.
La sucesión a la gubernatura de Durango es lo que realmente tiene ahora ocupada a toda la clase política duranguense que por su hegemónico control priista, sólo se constriñe a los propios priistas, seguros ganadores desde ahora de la elección constitucional del año entrante. Lo importante en lo material entonces es ver quién se queda con las candidaturas de los tricolores, particularmente la candidatura a gobernador, que está por definirse en menos de dos meses, pero mientras tanto los políticos se disputan el gran pastel del poder, los ciudadanos tendrán que seguir especulando hasta dónde parará esta violencia demoledora.
La directiva del Santos Laguna, léase don Alejandro Irarragorri, decidió cesar a Sergio Bueno como director técnico del equipo.
No cabe duda que percepción mata realidad. Sergio Bueno es un personaje futbolístico carente del carisma de muchos otros tantos involucrados en el futbol profesional, y quizá ese es el mayor defecto. Hoy el Santos Laguna es ya un equipo de parapetos, además de resultados.
Bueno tuvo al frente de los guerreros una efectividad de 56%, lo que para un torneo corto le da para 29 puntos, ya lo quisieran muchos equipos en futbol mexicano, pero ahora el timón lo tiene Rubén Omar Romano, que se ve interesante cuando fuma cigarro tras cigarro en la banca, y se dice ser lavolpista, con todas las implicaciones. Nunca ha sido campeón y tiene una de las rachas más largas de partidos sin ganar en primera división, pero tiene personalidad.
Por el bien de los colores verde y blanco esperemos haya sido una buena decisión.
