El rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza y los diestros mexicanos Manolo Mejía y Arturo Macías se repartieron cinco orejas y un rabo, en el festejo celebrado anoche en el Coliseo Centenario. para cortar una oreja; y dispuesto en el sexto para saludar desde el tercio.
Un festejo vibrante se vivió en el Coliseo Centenario.
El rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza vistió de fiesta el Coliseo Centenario de Torreón al cortar anoche orejas y rabo durante la corrida en la que alternó con los mexicanos Manolo Mejía, quien cortó dos apéndices, y Arturo Macías el "Cejas", que sólo consiguió uno. Como premio a su entrega, Hermoso de Mendoza y Mejía fueron sacados a hombros del ruedo, cobijados por la ovación de un público entregado por completo a ellos luego de su gran demostración ante sus respectivos astados.
Hermoso de Mendoza mostró su clase como el mejor rejoneador del mundo ante "Cantaclaro", toro bragado, cornicorto, llegado de la ganadería de "Cuco Peña", con un peso de 475 kilos, al que el navarro aprovechó a la perfección.
Tras colocar los dos rejones de castigo realizó el cambio de montura para proceder a insertar par de banderillas y citar con su caballo al toro, en un desplante que fue bien reconocido por los tendidos.
Un nuevo cambio de caballo y procedió a poner dos banderillas más, acción que combinó con cuatro espectaculares giros sobre su corcel frente a la cara del toro, para poner de pie al público, ya frenético por ver al ídolo ibérico. Tras otorgar un breve reposo al astado se dispuso a poner par de banderillas cortas y rematar con el teléfono sobre la cabeza del toro, acción que realizó en dos ocasiones y que provocó la algarabía entre los asistentes, quienes festejaron de pie.
Por tercera ocasión puso a los tendidos de pie al clavar espectacular par de banderillas a dos manos y posar su cabeza sobre la del astado, para terminar con una efectiva estocada hasta la empuñadura y así cerrar una gran faena que le fue premiada con las dos orejas y rabo.
Con el segundo toro de la noche "Llorón", ejemplar de "Cuco Peña", con 500 kilos de tonelaje, sólo mostró algunos destellos de su grandeza a lo largo de la faena, debido a que el toro no respondió al castigo y se vino abajo, para terminar materialmente parado. Esta situación provocó que el navarro se viera mal con el rejón de matar, al lograr su objetivo hasta el quinto intento, para salir entre aplausos y rechifla.
MEJÍA, DOS OREJAS
Por su parte, Manolo Mejía, vestido en hueso y oro, prendió al público presente con su faena a "Torayón", cuarto ejemplar de la noche; un toro de Guanamé con 475 kilos al que le cortó dos orejas, las cuales se ganó con base a su calidad y empeño por agradar al público.
Lo recibió de rodillas junto a tablas con dos espectaculares quites de ida y vuelta, para luego llevarlo a los medios y tras realizar varias chicuelinas, rematar con una revolera. Luego de un puyazo por parte del picador y tres pares de banderillas de los subalternos, brinda su toro al boxeador Cristian Mijares, para hilvanar dos series de derechazos que remata con pase de pecho y prender al público.
Ya con el respetable en la bolsa, Mejía arma tres tandas más, dos por su costado izquierdo y una más por derecha, para cerrar con una defectuosa pero efectiva estocada que terminó con el toro, para ser premiado con dos apéndices. A su primer toro de nombre "Pocholo'', con 485 kilos y procedente de Guanamé, Mejía lo debió trabajar con mucho cuidado, al ser un astado distraído con el cual batalló para meterlo a la muleta, y cuando finalmente lo logró, le armó varias series con vistosos remates. Terminó con su enemigo de una certera estocada, pero se fue con las manos vacías.
APÉNDICE PARA EL "CEJAS"
El tercer espada de la noche, Arturo Macías EL "Cejas", vestido con terno en berenjena y oro, salió del ruedo coliseíno con una oreja, luego de la faena a "Mostachón", un toro de Lebrija con 485 kilos, al que recibió con tres pases largos de rodillas junto a las tablas. El ejemplar mostró buena trayectoria al principio, pero conforme avanzó la faena se quedó parado y presentó una pobre oferta frente a la muleta. Pese a ello, el "Cejas'' se mostró voluntarioso y trabajó al empitonado para lograr varias tandas de derechazos, perfil por el cual se mostró más agresivo el burel y el torero sacó mayor provecho. Tras certera estocada fue premiado con una oreja por el juez de plaza.
Ante el sexto de la noche, de nombre "Mayita'' y procedente de Guanamé y con 490 kilos de peso, Macías mostró voluntad y lo recibió con tres largas afaroladas de rodillas, mientras que con la muleta debió hacer una faena de trabajo para mantener el interés del toro y con tandas por derecha e izquierda, quites de rodillas y pases por arriba, terminó su labor, misma que culminó con media estocada. En esta ocasión no hubo suerte y se fue con las manos vacías.
Así, la afición lagunera que asistió al Coliseo Centenario vivió una noche taurina para recordar por un buen tiempo.