El Señor hizo al hombre.
Lo contempló el Espíritu y exclamó lleno de admiración:
- ¡Es perfecto!
-Te equivocas -respondió Él-. Ya lo conocerás mejor.
Pasaron unos días, y el Creador hizo a la cucaracha.
El Espíritu vio a la fea criatura, y en su rostro apareció una mirada de interrogación.
El Creador dijo, satisfecho:
- ¡Ella sí que es perfecta!
¡Hasta mañana!..