Noé bebió por primera vez del fruto de la vid, y se embriagó.
(En ese momento no lo supo, pero había hecho nacer una poderosa industria).
Al día siguiente el Señor llamó al patriarca y lo reprendió con acritud. Le dijo:
-Te embriagaste en tal manera que caíste al suelo privado de sentido, y fuiste la irrisión de todos. Debería darte vergüenza.
Noé, que sentía los espantosos efectos de la resaca o cruda, y que por eso no estaba de humor para oír sermones, le respondió con acento hosco:
-Ni me digas nada. ¿Cómo andabas Tú el día que hiciste al ornitorrinco?
¡Hasta mañana!..