Warren 'Gator' Taylor, de 53 años y nacido en Tenesí, compareció frente a un tribunal, acusado de secuestro y otros cargos federales.
Un hombre acusado de retener a tres personas por más de ocho horas en una oficina postal dijo a sus rehenes que estaba enfadado con el gobierno porque su hijo murió en Afganistán y porque le iban a quitar la camioneta, dijo uno de los secuestrados.
Warren "Gator" Taylor, de 53 años y nacido en Tenesí, compareció frente a un tribunal, acusado de secuestro y otros cargos federales. Los rehenes fueron liberados ilesos tras ocho horas de ser retenidos el miércoles y Taylor se entregó a las autoridades sin incidentes.
Funcionarios federales dijeron que Taylor estaba enfadado con el gobierno y que había planeado el incidente durante meses o años.
Uno de los rehenes, Jimmy Oliver, dijo que Taylor le explicó que escogió realizar el secuestro en la oficina postal de Wytheville, en el oeste de Virginia, mientras conducía, porque le recordó a Gatlinburg, Tenesí, un destino turístico a unas tres horas de distancia.
"Estaba muy decepcionado con el gobierno", dijo Oliver a la Associated Press el jueves durante una entrevista en la tienda de flores de su madre. "Estaba decepcionado con el gobierno por arrebatar el derecho a llevar armas...estaba enfadado por el gobierno que nos cobra impuestos".
Oliver dijo que el secuestrador explicó a los rehenes que su hijo había muerto en Afganistán hace dos meses, aunque eso no pudo ser confirmado de forma inmediata. También dijo que estaba esquivando intentos de que le quitaran la camioneta.
Oliver se encontraba en la oficina postal para enviar regalos de Navidad a su familia cuando Taylor entró empujando su silla de ruedas y golpeó el mostrador con lo que parecía era una bomba.
Taylor, quien tenía cuatro pistolas, disparó al director general de correos de la oficina mientras éste huía y después ordenó a Oliver y otras dos personas a echarse al suelo, dijo el antiguo rehén.
Oliver pensó que Taylor había formado parte del ejército, así que intentó congeniar con él presentándose y diciéndole que había hecho el servicio militar. Oliver dijo que Taylor pidió a un negociador del FBI una pizza y que la compartió con los rehenes. También le pidió cigarrillos a Oliver.
"Pensé en mi familia y en mis hijos e intenté mantener la calma", dijo Oliver.
Al final de las ocho horas de cautiverio, Taylor se disculpó ante los rehenes. Hizo lo mismo en la corte el jueves.
"Siento haber hecho trabajar a todo el mundo por Navidad", dijo. Taylor apareció en su silla de ruedas con vaqueros azules y una camiseta negra. No realizó ningún otro comentario.
El acusado, quien está representado por un abogado de oficio, recibió la orden de ser evaluado por un médico en un recinto hospitalario de una prisión federal para determinar si es apto mentalmente de ser sometido al procedimiento judicial.
