Vigilan protestas. Decenas de personas se manifestaron ayer, mientras eran custodiadas por el Ejército, en apoyo del depuesto presidente Manuel Zelaya, quien se encuentra desde el pasado lunes en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Se estanca crisis, Zelaya y Micheletti no fijan fecha para diálogo.
La crisis política que vive Honduras sigue sin visos de solución, mientras los seguidores del depuesto presidente Manuel Zelaya volvieron ayer a las calles de Tegucigalpa, para superar los 90 días de marchas desde el Golpe de Estado, y en la embajada de Brasil confirmaron los hostigamientos.
Varios cientos de seguidores de Zelaya volvieron ayer a marchar, en una jornada más del ritual que se repite desde el 28 de junio pasado, con las mismas pancartas y retratos del depuesto mandatario, las habituales banderas de Honduras y un recorrido que ahora, sin embargo, acaba en las embajadas de Estados Unidos y Brasil.
La delegación brasileña, donde se encuentra desde el pasado lunes Zelaya, está completamente rodeada por militares y policías que impiden el acceso y que, según denuncias del propio presidente derrocado, ha sido objeto de cortes de luz, agua, comunicaciones y de hostigamiento sonoro y hasta con gases tóxicos.
El encargado de negocios de la embajada brasileña, Francisco Catunda, afirmó que la sede diplomática está sitiada y aislada, y negó que la situación sea normal como dijeron las autoridades de facto.
"Está todo sitiado, no tenemos teléfono, estamos totalmente cercados, aislados", dijo Catunda a periodistas a su salida del edificio diplomático, donde ayer fue sustituido por el representante alterno de Brasil ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Lineu Pupo de Paula.
Catunda confirmó que el viernes se sintieron los efectos de un gas tóxico, que causó irritaciones de garganta a algunas personas.
"Ayer sentí malestar en la nariz y la garganta, fue poco", dijo el asistente de la cancillería de la embajada de Brasil José Wilson, al explicar que "un día cayó una bomba de gas a dos metros" de donde él se encontraba.
Fuera de la sede diplomática, la situación de crisis sigue estancada en un nudo sin solución, a pesar de los llamamientos de las partes a conversar.
Hasta el momento ni Zelaya ni el gobernante de facto, Roberto Micheletti, han informado de nuevos encuentros que permitan impulsar el diálogo presentado el jueves a bombo y platillo por cuatro de los candidatos a la Presidencia para las elecciones de noviembre y que no ha progresado un milímetro desde entonces.
El dirigente campesino Rafael Alegría, uno de los líderes del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe, dijo que "el diálogo debería ser en la embajada de Brasil", dado que el mandatario depuesto no puede abandonar ese lugar.
Alegría dijo que "el diálogo debería ser directo con Zelaya", aunque no descartó la posibilidad de que se envíen representantes a un "lugar neutral".
A pesar de la falta de iniciativas concretas hasta ahora, el dirigente campesino aseguró que "hay una sensación de que puede haber una salida", a través del diálogo, ya que, en su opinión, "hay brechas" en las Fuerzas Armadas, empresarios y políticos que inicialmente apoyaron el derrocamiento de Zelaya.
Cerca, los seguidores del presidente depuesto gritaban consignas como "Mel aguanta que el pueblo se levanta", "Goriletti, de que te vas, te vas" y "Gracias Brasil por proteger a Mel de este régimen tan vil".
A Maritza Burgos, ama de casa y, según dice, asistente fija a las marchas, el paso de estos 90 días le da "mucha más fuerza para seguir luchando contra los que están manipulando, contra los ricos".
ataques a embajada
El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, afirmó que confía en la palabra del gobernante brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien aseguró que el país sudamericano no premeditó el retorno clandestino a Tegucigalpa del mandatario depuesto Manuel Zelaya, informó ayer la prensa local.
"Yo quiero confiar en el presidente Lula, porque él dijo que no había nada preparado, sin embargo, Zelaya en declaraciones públicas dijo que tenía la aprobación de Lula para entrar en la embajada", aseveró Micheletti en entrevista con el diario Folha de Sao Paulo.
De otro lado, Micheletti admitió el uso de gases lacrimógenos para retirar a los manifestantes que rodearon la embajada, pero negó que el Ejército hondureño haya lanzado gases tóxicos, como denuncian Zelaya y sus acompañantes, y que su Gobierno ordenase el corte de los servicios públicos de la sede diplomática brasileña.
Para Micheletti, es viable, incluso con las renuncias al poder suya y de Zelaya, la propuesta del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, quien expuso que las elecciones generales programadas para el 29 de noviembre pongan fin al conflicto político.