Fue allá a fines de los años setenta o principios de los ochenta. Un servidor andaba de la Ceca a La Meca dando cursos de redacción por cuenta del Poder Ejecutivo Federal. De repente me encontraba en ciudades patentemente desoladas y aburridas, y tenía que pasar largos ratos en centrales de autobuses y hoteles sin televisión por cable
En una de esas ocasiones, compré un texto que es garantía de amenidad y fuente infinita de sorpresas: el Libro Guiness de Récords Mundiales. Con eso tiene uno para llenar las horas sin fatigar demasiado las neuronas y con la ventaja de quizá aprender algo interesante en el transcurso.
Un dato se me quedó muy grabado (y recuerden que estamos hablando de hace unos treinta años): que la principal corporación de los Estados Unidos era el Crimen Organizado. O sea que la Mafia y asociados tenían más ganancias que
El anuncio de la bancarrota de General Motors señala el inicio de una nueva etapa en la economía norteamericana y quizá de todo el mundo. En cierta forma, es como si el dinosaurio más grande se hubiera extinguido, para hacerle lugar a especies más ágiles y adaptables. Y aunque un final así ya se veía venir, no por eso el suceso deja de ser chocante.
En muchos sentidos, GM se merecía lo que le ocurrió. Durante largo tiempo no hizo caso a las señales de alerta y se dejó llevar por la hubris, la soberbia, eso que los griegos decían que era la perdición de los bendecidos por los dioses. Pese a que los fabricantes japoneses y alemanes cada año le comían más y más del pastel de las ventas, GM se negó a enfrentar esa competencia cuello con cuello. Cuando los clientes buscaban autos más económicos, en un mundo en que el precio del petróleo es más inconstante que una adolescente dizque-enamorada, ¿qué hace GM? ¡Saca al mercado los SUV's, pesadísimos y tragones de gasolina como ellos solos, una auténtica mentada al planeta y al sentido común!
La soberbia consumió a General Motors, y terminó conduciéndola a la quiebra. GM resucitará en una nueva versión; pero la vieja visión y la inercia que padeciera tanto tiempo, le deberían de servir de advertencia a lo que venga en el futuro
