Mientras los analistas y funcionarios de las principales instituciones financieras se estiran los cabellos tratando de adivinar cuándo tocará fondo la crisis económica mundial, agudizada en México por la contingencia sanitaria decretada debido a la epidemia de influenza A, las consecuencias de la misma aparecen hoy como una bofetada para los gobiernos de los distintos niveles y para la Iniciativa Privada.
En los últimos días se han publicado datos que impiden prever un panorama más alentador para lo que resta del año, a pesar de los eufemismos y galimatías del discurso oficial. Otras informaciones indican que, para infortunio de nuestra región, la entidad más vapuleada por la crisis es Coahuila, y la ciudad con peores pronósticos, Torreón.
Pero si atendemos a la ineficiencia que tanto el Gobierno del Estado, encabezado por Humberto Moreira, como el Ayuntamiento de José Ángel Pérez, han mostrado en cuanto a su política de fomento económico, aunada a la incapacidad del Gobierno Federal de cumplir con la promesa implícita en el mote autoimpuesto por Felipe Calderón de "presidente del empleo", no debemos extrañarnos. Las cifras hablan por sí solas.
Cruda realidad nacional. De acuerdo con los números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la actividad industrial en México cayó un 13.2 por ciento en el lapso de un año, de abril de 2008 a abril de 2009, lo que la pone en su peor nivel desde la crisis de 1995. De todos los sectores, el más afectado es el manufacturero, con un desplome del 18 por ciento, que representa su más dura caída desde el inicio del registro de los indicadores por parte del Inegi.
Otro de los datos que causa alarma es el relacionado al desempleo. Según el informe más reciente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, basado en las cifras que le reporta el Instituto Mexicano del Seguro Social, en el periodo de mayo de 2008 a mayo de 2009, en el país fueron dados de baja 528 mil 636 asegurados permanentes. Es decir, más de medio millón de personas no poseen hoy un trabajo formal.
Al dividir los números del año pasado de los del presente, nos damos cuenta que la pérdida de empleos se ha acelerado de manera preocupante. Tan sólo de diciembre de 2008 a mayo de 2009 se dio de baja a 315 mil 187 asegurados permanentes, o sea más de la mitad de los empleos perdidos de enero a diciembre del año pasado.
En el fondo de la crisis. Con 52 mil 987 empleos perdidos en 12 meses, Coahuila concentra el 10 por ciento del negro total nacional, lo cual coloca al estado prácticamente en las profundidades del enorme hoyo económico en el que México se encuentra.
Por si lo anterior no fuera suficiente, de acuerdo con los resultados de una Encuesta de Expectativa de Empleo realizada por Manpower, la empresa global de recursos humanos más importante, Torreón obtuvo la calificación más baja de la lista de 14 ciudades estudiadas en el país. La firma transnacional preguntó a 4 mil 800 empresarios distribuidos en esas urbes si tenían pensado hacer contrataciones en los próximos meses, y en Torreón es en donde el porcentaje de respuestas negativas fue mayor.
Esta difícil situación ha repercutido ya en los bolsillos de las familias de la zona metropolitana de La Laguna. Así lo reflejan los datos que arroja una encuesta publicada por El Siglo de Torreón, levantada a mediados de mayo de 2009. El 69 por ciento de una muestra de 791 entrevistados dijo que su situación económica empeoró en este año en comparación con 2008.
Impotencia empresarial. Las reacciones al oscuro panorama revelado por estos -en todos los sentidos- fríos números, no se hicieron esperar. Los organismos empresariales representados en la región apuntaron sus baterías hacia los gobiernos para demandar ayuda urgente. El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) en Torreón, Ángel Morales, dijo que en la región "hace falta infraestructura para atraer inversiones" y demandó al Gobierno de Coahuila que dé celeridad al proyecto de hospedaje industrial en Mieleras.
Por su parte, el dirigente de Canacitra Gómez Palacio, Gerardo Ibarra, comentó que son "insuficientes los apoyos brindados por el Gobierno de la República" con miras a un segundo semestre de 2009 más difícil que el primero.
Y Omar Gutiérrez, presidente del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada apeló a la "creatividad" que deben tener los gobiernos para ofrecer a las industrias "condiciones para aumentar la inversión".
Después del industrial, el sector más afectado en la región es sin duda el restaurantero, cuya situación se agravó debido a la contingencia sanitaria, durante la cual perdió unos 29 millones de pesos, según Armando Álvarez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados en la región. Por esa causa, el 70 por ciento de los agremiados ya solicitó créditos y préstamos para evitar cerrar sus negocios.
Ineficiencia gubernamental. Los datos arriba citados nos dicen que la crisis económica ha sido particularmente severa con Coahuila y Torreón. Para este fenómeno, ninguno de los gobiernos ha dado una explicación, y dudo que la estén buscando en este momento. La respuesta del Ejecutivo Estatal y del Ayuntamiento al adverso entorno económico actual -que ya se veía venir desde mediados del año pasado- parece que ha sido sentarse a esperar que la tormenta pase lo más pronto posible y entonces ya veremos. Humberto Moreira y José Ángel Pérez en vez de unirse para articular un plan de acción, han optado por continuar con sus pugnas estériles, mientras miles de ciudadanos se consumen entre la desesperación de no hallar trabajo y el temor de perder el que a duras penas tienen.