MÉXICO, DF.- Los integrantes de un grupo del crimen organizado que, según un testigo protegido, ingresaron en 2007 al Centro de Arraigos para visitar a otros narcotraficantes, no eran revisados y tampoco cruzaban por el detector de metales.
"El de la voz acudió al Centro Federal de Investigaciones o casa de arraigos en 3 ocasiones sin que el personal del mismo me haya registrado y no obstante que había un arco detector de metales, éste lo pasaba de lado para evitar que dicho detector escaneara el arma que siempre portaba conmigo y que por supuesto introducía a esas instalaciones", reveló el testigo.
Indicó que el encargado de gestionar los permisos era un hombre quien era enlace entre un grupo del crimen y presuntos funcionarios infiltrados de la SIEDO.
El testigo declaró ante el Ministerio Público de la Federación que en una ocasión que ingresó al Centro de Arraigos, se percató que había una especie de jacuzzi en el que elementos de la Agencia Federal de Investigación "aleccionaban" a los inculpados para que confesaran un delito o modificaran sus testimonios.
Con base en lo dicho por este y otros testigos protegidos, la Procuraduría General de la República arraigó ex titular de la SIEDO y lo consignó por los delitos de delincuencia organizada y contra la salud.
Uno de los fragmentos de la solicitud de arraigo señala que el ex funcionario daba información de las indagatorias.
"Él ha colaborado, en su entonces carácter de subprocurador de la SIEDO, a dar información de sigilo relativa a indagatorias que se integraban en la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Contra la Salud, así como permitir el acceso a diversos miembros del crimen organizado al Centro de Investigaciones Federales.
