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Inicia el día más triste de los judíos

EFE

 JERUSALÉN, ISRAEL. -Israel se sumerge desde esta noche en 25 horas de duelo colectivo con motivo de Tishá Be-Av, considerado el día más triste del calendario judío, en el que se recuerda la destrucción de los dos templos sagrados hebreos en Jerusalén.

Comer, beber, lavarse, untarse cremas o aceites, usar zapatos de cuero o mantener relaciones sexuales están específicamente prohibidos para los judíos religiosos en esta jornada, que concluirá mañana cuando puedan verse tres estrellas en el cielo.

Los más observantes se han abstenido asimismo durante los últimos nueve o veintiún días de casarse, comprar o estrenar viviendas, cortarse el pelo o la barba, o escuchar música, en recuerdo de cuando las murallas que rodeaban Jerusalén comenzaron a ceder al asedio, primero, de babilonios y, después, de romanos.

Judíos de todo el mundo expresan así su aflicción por la pérdida de sus centros espirituales: el primero, levantado por el rey Salomón y echado abajo por el emperador babilonio Nabucodonosor en el año 586 a.C, y el segundo, incendiado en el 70 de la era cristiana por las tropas del general romano Tito.

En ambos casos, la destrucción supuso a su vez el fin de la independencia política de los israelitas y el inicio de la diáspora.

Tishá Be-Av (el noveno día del mes de Av en el calendario judío) se ha convertido con el tiempo en símbolo de malos presagios para el pueblo judío por coincidir, en distintos años, con su expulsión de Inglaterra y España o la deportación masiva del gueto de Varsovia al campo de exterminio de Treblinka, en Polonia.

La derecha sionista religiosa suma a la lista -y conmemora con tristes rezos- el desalojo de miles de colonos judíos de la franja de Gaza y el norte de Cisjordania en 2005, un día después de Tishá Be-Av.

"Podríamos lamentar día y noche todos los holocaustos, pogromos, persecuciones y ataques que hemos sufrido a la largo de la historia, pero debemos contener las lágrimas. Un día al año, sin embargo, debemos llorar. En Tishá Be-Av podemos liberar nuestras emociones y lamentar nuestras penas" , explica el rabino Yaacov Haber, especializado en educación de adultos en el judaísmo.

Así, tras la caída del sol, millones de judíos leerán de forma ininterrumpida y sentados en el suelo las "Lamentaciones" .

En cambio, el estudio de la Torá (Pentateuco) está prohibido -salvo los pasajes de luto o que describen la destrucción del templo - por considerarse un acto gozoso.

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