El cuarto y último juicio por corrupción contra el ex presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) comenzó hoy con más de 60 testigos y una decena de agraviados, entre los que figuran periodistas, políticos y ex militares peruanos.
La Sala Penal Especial de la Corte Suprema recibió en el ambiente de la Dirección de Operaciones Especial de la Policía, donde se enjuicia a Fujimori, a cuatro de los agraviados y tomó nota de que otros seis se ausentaron de esta primera audiencia.
Los agraviados presentes fueron el ex congresista Javier Diez Canseco, la periodista Cecilia Valenzuela y los abogados Alberto Borea Odría y Clemente Vásquez Suyo.
Entre los ausentes estaban la ex candidata presidencial Lourdes Flores, el ex ministro Fernando Rospigliosi, la ex contralora Luz Aúrea Sáenz y los periodistas Gustavo Mohme, Enrique Zileri y Angel Páez.
Fujimori, quien cumple una sentencia a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad, es procesado por las acusaciones de interceptación telefónica, el pago a congresistas tránsfugas y la compra ilegal de la línea editorial de medios de comunicación.
Se le acusa de la presunta comisión de los delitos de peculado (mal uso de fondos públicos) contra la administración pública (corrupción de funcionarios-cohecho activo) y contra la libertad, violación del secreto de las comunicaciones e interceptación telefónica.
La sala también recibió a 14 de los 61 testigos llamados por la fiscalía, entre los cuales estuvieron los ex jefes militares José Villanueva, Elesván Bello y Humberto Rozas, todos condenados por delitos de corrupción.
Asimismo, se presentó como testigo la ex secretaria del ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos, María Angélica Arce, y el ex consejero de inteligencia Rafael Merino Barttet.
También llamó como testigo a la ex esposa de Fujimori, la ex legisladora Susana Higuchi, y a los periodistas César Hildebrandt y Mirko Lauer, entre otros.
La sala recibió un informe médico de los forenses en el que se confirmó que el estado de salud del ex mandatario le permite acudir a las audiencias por un máximo de cinco horas diarias, y, en tal sentido, los magistrados programaron las sesiones divididas en bloques de dos y tres horas, con un receso de 30 minutos entre ambos.