En los años setenta, nuestro Torreón vivía casi en la inanición cultural: había una oferta pobre, pero también escaseaba el público demandante de las industrias culturales. En esa época, se exhibían programas dobles en los cines comarcanos, pero eran peculiares en algunos: comenzaban con una de ficheras, para el público mayoritario, masculino, mismo que literalmente aullaba cuando ponían la segunda, de Bergman, Kubrick o Passolini. Las conferencias de literatos nacionales se hubieran mostrado prácticamente vacías a no ser por la habilidad de nuestro profesor de literatura en la Pereyra, Paco Amparán, que nos daba "puntos" extra por escuchar a José Agustín o Eraclio Zepeda. Por supuesto, no puede soslayarse que había grupos interesados en impulsar el teatro regional, la música, la danza, pero los esfuerzos de aquel entonces no generaban un público consistente. En aquel momento, Torreón sólo contaba con un museo "en forma": el Regional de Antropología e Historia, ubicado desde entonces en el bosque Venustiano Carranza.
Han pasado un poco más de tres décadas y el panorama cultural de la Comarca Lagunera, y el museístico en particular, se han transformado radicalmente: hoy tenemos casi 10 museos que exploran nuestras raíces, los elementos de su fundación, y otros que subrayan procesos históricos fundamentales en la región. El museo Arocena, a tres años de su establecimiento, permite apreciar piezas de arte que sólo eran contempladas en recintos de grandes ciudades. Esta profunda transmutación será mucho más palpable en noviembre, ya que precisamente el Arocena se ofreció como organizador del Congreso Internacional de Museos, Intercom 2009, del 10 al 13 de ese mes. Sólo para darnos una idea de la magnitud del evento, mencionaré que en 2008 se llevó a cabo en Nueva Zelanda; en 2007, en Viena; en 2006 en Taiwán y en el 2005 en Praga; que ya se registraron más de 90 ponencias, de las cuales participarán 48, y que los ponentes proceden de 21 países diferentes como Hungría, Dinamarca, Lituania, España, Perú, Chile, Colombia, Guatemala, Moldova, Brasil, Tanzania, Filipinas, Estados Unidos y por supuesto, México, entre otros. A muchos de estos participantes, sin recursos suficientes, los financia la fundación Paul Getty, que tiene como misión "apoyar a instituciones e individuos comprometidos con el avance, entendimiento y preservación de las artes visuales, localmente y a través del mundo".
Por supuesto que sorprende la trascendencia del evento, pero más aún el tema del congreso: "Museos y Comunidad: trabajando en colaboración", ya que hasta hace pocos años los museos se identificaban solamente como el lugar de preservación y exposición de los objetos culturales valiosos de una colectividad; pero incluso, los objetos que se exhibían, podían presentarse de manera inconexa, sin clasificar y hasta sin cédulas de información; estas instituciones, prácticamente no tenían relación con otras de la misma comunidad; presentaban la misma exposición durante años sin gestionar alguna temporal que diera vida continua al museo. Daba la impresión de que decían: "Aquí estoy: si quieres venir, bien; si no, también". Hoy, los museos no pueden concebirse de manera aislada, pues su razón de ser es el público y para ello se despliegan una serie de esfuerzos museográficos (es decir, las técnicas de conservación, clasificación y exposición de los objetos para su mejor comprensión); museológicos (la estructura de las exposiciones y la teoría o filosofía que subyace en las mismas); educativos (se realizan actividades interactivas, visitas guiadas, se invita a niños y jóvenes a talleres cuyos temas están vinculados a la exposición, se diseñan novedosas formas de acercamiento a la historia, al arte, a la cultura popular, a la ciencia); y han comenzado a realizar investigación de sus públicos, entre otros.
Los museos están introduciendo la vida, para hacer reflexión sobre la misma. Sólo para ejemplificar este hecho, se puede citar el museo del Holocausto en Israel, que busca preservar la memoria del genocidio nazi mediante la muestra de objetos personales de las víctimas, a quienes por fin se les otorga una identidad.
El Intercom 2009, a tono con las nuevas concepciones del museo, ha planeado las ponencias del congreso orientadas hacia la vinculación de éste con su entorno, su comunidad: algunas están relacionadas con el museo como espacio de convivencia familiar y de encuentro de públicos diversos; como un espacio alternativo a la educación formal; como espacio de gran atracción turística (¿qué sería de París sin los museos de Louvre, Orsay, Rodin o el Centro Pompidou? ¿O Zacatecas sin los museos de los hermanos Coronel, el de Guadalupe o el Manuel Felguérez?). En el congreso, también se debatirá sobre la participación de los museos como factores detonantes para el desarrollo de una comunidad y en torno a la supervivencia económica de los mismos a través de financiamientos o proyectos de autosustentabilidad: dos elementos clave para la multiplicación de los museos en todo tipo de espacios, tanto urbanos como rurales.
Los museos son indispensables en la vida de un pueblo, pues permiten la reflexión, la apropiación, el goce estético, el conocimiento del pasado. ¿O acaso no invita a una profunda meditación la exposición de los instrumentos de tortura? Y las fotografías de Graciela Iturbide, ¿no producen asombro y placer? ¿Qué preguntas nos hacemos después de observar la manera en que los mexicanos nos fuimos apropiando de la Virgen de Guadalupe a través de los siglos? O bien, los vagones del ferrocarril ¿no permiten a quienes viajamos en ese medio, contar con deleite a nuestros hijos cómo se sentía dormir y comer en ellos? ¿Qué imagen de la revolución mexicana recrearán los niños después de apreciar objetos reales de esa época?
Es un orgullo que el Museo Arocena haya conseguido organizar este congreso: será muy útil en la formación de quienes ejercen la gestión cultural en la región. Es una oportunidad que no puede despreciarse.
Sólo deseo que nuestros visitantes, nacionales y extranjeros, sepan que nos interesa la cultura, tanto como el futbol.
Lorellanatrinidad
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