El fuselaje de la aeronave se partió, el tren de aterrizaje izquierdo se desprendió y la nariz quedó abollada. (AP)
Autoridades jamaiquinas y estadounidenses comenzaron el jueves a analizar si el piloto del vuelo 331 de American Airlines pudo haber evitado un accidente que derivó en que la aeronave se partiera y que dejó casi 100 heridos que requirieron hospitalización.
Una alternativa pudo haber sido abortar el aterrizaje, dijo Oscar Derby, director general de la Autoridad de Aviación Civil de Jamaica, en declaraciones a The Associated Press.
"Nos gustaría ver por qué no se eligió esa opción", agregó, y señaló que no estaba seguro de si la opción era viable. "Los aviones que se salen de una pista constituyen la causa de muchas de las muertes en la aviación moderna".
El Boeing 737-800 se salió de la pista del Aeropuerto Internacional Norman Manley, de Kingston, y se partió al detenerse a orillas del Caribe, el martes por la noche. El vuelo despegó del Aeropuerto Nacional Reagan en Washington, y había hecho una escala en el Aeropuerto Internacional de Miami.
El fuselaje de la aeronave se partió, el tren de aterrizaje izquierdo se desprendió y la nariz quedó abollada.
Sobrevivieron los 154 ocupantes, de los que 92 fueron llevados a hospitales y 13 requirieron de internación, sin que las heridas ponía en riesgo sus vidas. El Departamento de Estado norteamericano informó que el 75% de los pasajeros era de nacionalidad estadounidense.
Muchos pasajeros aplaudieron cuando el avión se detuvo, relató Anthony Davis, quien estaba a bordo del Boeing con su esposa.
"No fue un aterrizaje tranquilo, pero creo que, ante las condiciones meteorológicas y la lluvia, la gente estuvo agradecida de haber aterrizado", dijo. "Lo siguiente que supe es que me di un fuerte golpe en la cabeza contra un asiento. Fue como si alguien me hubiera levantado antes de arrojarme".
Davis añadió que tomó a su esposa de la mano, corrió en medio del humo hasta el ala del avión y saltó hacia un estanque, debajo del avión. Poco después, el piloto salió y pidió a la gente que se quedara quieta, bajo la lluvia, a fin de contar a los sobrevivientes.
"El piloto parecía sereno. No mostró pánico", dijo Davis, quien es director atlético de la Universidad de Technology, Jamaica.