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Investigan matanza en base militar de EU

EL UNIVERSAL

La matanza en la base militar de Fort Hood se cobraba hoy su víctima número 13, mientras un ejército de investigadores del FBI y el Pentágono se lanzaban tras la cacería de pistas para tratar de entender los motivos de Malik Nadal Hasan, un psiquiatra militar especializado en estrés postraumático, para llevar a cabo una masacre en cadena que ha puesto en tela de juicio el ambiente de intolerancia religiosa en el seno de las fuerzas armadas y la creciente falta de convicción entre quienes son enviados a combatir en Irak y Afganistán.

Mientras el presidente Barack Obama ordenaba un luto de seis días y pedía a la nación no adelantar juicios sobre las causas que llevaron a Malik Nadal a ejecutar a sangre fría a un grupo de camaradas, los primeros testimonios de amigos, vecinos y conocidos han permitido reconstruir las últimas horas de un militar que dio algunas pistas de sus intenciones mientras confesaba a familiares su hartazgo con las fuerzas armadas y se quejaba por el acoso de sus colegas por sus creencias religiosas.

Además, antes de emprenderla a tiro limpio en una zona de revisión médica repleta de soldados, Malik Nadal Hasan había regalado varios ejemplares del Corán a sus compañeros, repartió el mobiliario de su apartamento entre algunos vecinos y mando varios mensajes a través de una computadora que pidió prestada a uno de sus amigos.

Todo antes de protagonizar el acto final de una carnicería al grito de “¡Allahu Ahkbar!” (Dios es grande), según la versión ofrecida por el teniente general, Robert Cone, a partir de los testimonios de varios testigos.

Malik Nadal, un hombre que hoy se debate entre la vida y la muerte en una unidad de cuidados intensivos, era un militar por necesidad. Uno de esos jóvenes que son enganchados por las fuerzas armadas con la promesa de recibir una educación universitaria que, al final, lo convertiría en un psiquiatra especializado en estrés postraumático.

Su ingreso a las fuerzas armadas, contra la opinión de sus padres de origen palestino, es hoy un factor que los investigadores y analistas del FBI no han podido desestimar. A pesar de que Malik nació en Arlington, Virginia, nunca renegó de sus raíces palestinas. De hecho, según el testimonio de Faizul Khan a varios medios --el imán que le conoció en una mezquita de Silver Spring (Maryland)--, cuando se registró en su congregación con la esperanza de encontrar una esposa, lo hizo como palestino y no como estadounidense.

Según los testimonios de su primo Nader Hasan a varios medios, a Malik le atormentaba la idea de ser desplegado en Afganistán. Una idea a la que se resistió durante varios meses, mientras despotricaba en privado contra una guerra que había visto a través de los ojos y los traumas de soldados que habían regresado del frente y que él trataba de forma regular como psiquiatra, primero en el Centro Médico Walter Reid de Washington y posteriormente en la base militar de Fort Hood.

“Estos últimos cinco años fueron una pesadilla para Malik”, aseguró su primo Nader durante una entrevista con la cadena FOX.

En medio de una investigación que podría durar varios meses, la biografía de Malik Nadal Hasan ofrecía así las primeras claves de un acto de locura. El arrebato de un hombre de 40 años que no creía en la guerra y que vivía preso de lealtades y convicciones divididas.

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