A la medida. Comer y beber en exceso es malo para la salud, sobre todo entre las personas que padecen enfermedades cronicodegenerativas, señala el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Aunque son días santos, muchas personas aprovechan para comer y beber alcohol en exceso, es por eso que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Coahuila, hace una llamado a la moderación, sobre todo quienes padecen enfermedades cronicodegenerativas como diabetes e hipertensión, pues el abuso de los alimentos ricos en grasa puede desencadenar problemas de salud que van desde un simple dolor de estómago hasta una pancreatitis.
Érika Judith Rodríguez Reyes, especialista en salud pública adscrita a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 73 del IMSS explica que los alimentos ricos en grasas, las proteínas y el alcohol inflaman el páncreas, originando una mayor producción de las sustancias encargadas de la digestión, lo que a su vez destruye este órgano.
La pancreatitis se presenta de manera repentina, horas después de haber ingerido grandes cantidades de alimentos y alcohol. El paciente inicia con sudoración, dolor abdominal muy intenso en "cinturón", sequedad de boca y una deshidratación severa y acelerada, la cual puede causar la muerte por una fuerte baja de la presión arterial que provoca que el corazón deje de latir.
Es más frecuente en personas de entre los 20 y 35 años de edad, ya que son quienes más caen en estos desórdenes alimentarios. Un segundo grupo de riesgo es el de los adultos mayores.
Lo más importante es la prevención, y llevar una dieta balanceada.
Se manifiesta con dolor
La principal manifestación de la pancreatitis es dolor abdominal intenso y hasta incapacitante, motivo por el cual los afectados llegan a los servicios de urgencias.
Mientras se recibe la atención médica, el dolor puede disminuir si el paciente se pone en posición de gatillo, es decir, boca arriba con las rodillas sobre el pecho.
El páncreas tiene dos funciones principales: producir las hormonas encargadas de deshacer la comida que entra al tubo digestivo y mandar una serie de sustancias, entre ellas la insulina, para que ese alimento que ya fue absorbido nutra a las células del organismo.
El tratamiento y las secuelas dependerán del tiempo en que se atienda la enfermedad.
