El hidrocálido Jorge Didier salió triunfante de la gran final del serial 'En Busca de la Victoria', donde alternó con el español Sergio Cerezos. El público eligió al mejor. (Fotografía de Jesús Galindo)
El hidrocálido Jorge Didier resultó el máximo triunfador del serial novilleril "En Busca de la Victoria", luego de efectuarse anoche la gran final en el ruedo del Coliseo Centenario de Torreón, escenario que lució una muy buena entrada por parte del público lagunero.
Debido a que ninguno de los dos alternantes logró cortar oreja a los astados de Barralva, tuvo que recurrirse al público para elegir con aplusos al ganador.
A Jorge Didier, ataviado con terno en vino y oro, le tocó en turno el segundo y cuarto de la noche, a los que logró hilvanar buenas faenas, con estupendos quites y una gran muestra de valor pero fallando con la espada.
A "Margarito'' lo recibe de hinojos en los medios y tras una serie de verónicas lo remata con revolera, para llevarlo al picador.
Tras dos pares de banderillas perfectos y uno más incompleto, le pasa a su enemigo cuatro derechazos de rodillas, para levantarse y dibujar por ambos costados largas trayectorias del astado, que mostró nobleza y bravura para acudir a la cita con la muleta.
La suerte, sin embargo, no estuvo con él al momento de tirarse a matar, ya que luego de hundir hasta la empuñadura el acero, el toro no dobló, en su segunda y tercera opción pinchó, para finalmete irse en blanco.
Ante "Lucho'', su segundo novillo de la noche, logra conectarse y entenderlo para hilvanar pases vistosos con el capote y la muleta, con esta última logra series de largo recorrido que provocaron se desgranaran los aplausos desde lo alto del tendido.
A la hora de matar, sus posibilidades de lograr una oreja y con ello el triunfo automático se desplomaron al pinchar en cuatro ocasiones, escuchar el primer aviso y terminar con el burel hasta el quinto intento.
Al español Sergio Cerezos, con terno en corinto y oro, le tocó el primer novillo de la noche "Manolillo''.
Tras recibirlo con alegres quites con el capote, lleva al novillo al castigo de varas, para después ejecutar la cuadrilla tres vistosos pares de banderillas.
Aunque un tanto manso y escurridizo, el astado finalmente acude a la cita con la mulata para permitir el lucimiento del ibérico. Con la espada logra matar hasta el tercer intento.
A su segundo astado, "Laurito'', logra meterlo al capote de manera vistosa y posteriormente el novillo arremete con todo ante la cabalgadura del picador para mostrar toda su fuerza.
Muleta en mano logra meterlo a la faena con quites por ambos costados, merecedores de al menos una presea. Pinchó en dos ocasiones y mató hasta la tercera oportunidad, para irse en blanco.