
Uno de los pintores flamencos por antonomasia, Rogier van der Weyden, tenía una cara oculta: la de su maestro Robert Campin y otros con los que trabajó. Por primera vez, una muestra en la Gemäldegalerie de Berlín rinde homenaje a todos estos artistas que siempre estuvieron en la sombra. En la imagen, 'Santa Verónica' de Rogier van der Weyden.