La Columna de Arturo Brizio
ZONA DE CONFORT Tras dejar atrás la fase de semifinales en el máximo circuito del balompié nacional y haber desahogado el trámite de encontrar al rival del Querétaro en la división de ascenso, se debe hacer un balance positivo del arbitraje.
Los partidos han resultado sumamente emocionantes, cerrados, en algunos casos incluso ríspidos pero, ni vencedores ni vencidos pueden recurrir al socorrido pretexto de la falla arbitral, ya que la eliminatoria se ha decidido por lo hecho y dejado de hacer por jugadores y técnicos.
En este punto deseo abrir un paréntesis, para elevar mi más enérgica protesta contra aquellos que, aludiendo a la falta de equipos de gran convocatoria en esta Liguilla, (América, Cruz Azul y Guadalajara), digan que se ha jugado un pobre nivel futbolístico.
Estas afirmaciones, temerarias por cierto, tienen como blanco y destino a los dos "intrusos" que llenaron de colorido la Fiesta Grande, Indios y Puebla, quienes a mi entender y al de millones de aficionados, hicieron mucho más que "echarle ganas" a sus respectivos encuentros y en ambos casos, solo faltó ese toquecito de fortuna para que pudiéramos presenciar la Final más sorprendente de la historia.
Vaya pues, desde aquí, un reconocimiento a la estrategia de los entrenadores Sánchez Solá y Eugui, a la entrega y disciplina de sus jugadores y, sobre todo, a sus regias y fieles aficiones.
Pero volvamos al tema arbitral, apasionante y polémico como siempre.
La Comisión de Árbitros, presidida por Aarón Padilla, ha hecho un trabajo intenso pero con resultados poco visibles y en mucho se debe a la falta de buenos instructores. Los errores técnicos y de interpretación son comunes cada semana en los encuentros del futbol profesional ya que, si en el escaparate de la Primera División son de terror, imagínese usted lo que pasa en Tercera, por poner un ejemplo.
También es cierto que el famoso "ordenador", que no es otra cosa que la computadora que decide las designaciones semanales en nuestra Liga, le quita facultades decisorias al equipo administrativo del "Gansito" pero le da un gran poder a los visores, pues son ellos quienes otorgan las calificaciones para integrar la lista de los nueve silbantes que entraran al programa cibernético, (el ordenador) y así se definirá cual partido les toque.
El problema es que estos famosos visores no están capacitados, técnica, humana ni éticamente, para cumplir este delicada función.
Pero en la Liguilla el panorama cambia radicalmente pues desaparece el multicitado "ordenador" y es una designación directa la que lleva al árbitro a determinado encuentro y en ese sentido, las huestes de Padilla han ido a la segura, apoyándose en los dos jueces de mayor experiencia, Marco Rodríguez y Armando Archundia.
El problema es que este par ya se instaló en su "zona de confort" y no se compromete a nada. ¡Que bueno que se van a Sudáfrica!