Ha terminado la "joya de la corona" de la Concacaf, el torneo entre naciones denominado Copa Oro y el trofeo descansará en las vitrinas del equipo nacional mexicano.
No sin sobresaltos y uno que otro sofocón, el equipo dirigido por Javier Aguirre fue sorteando uno a uno los obstáculos hasta situarse en la gran final, que resolvió de manera inmejorable. Bueno sería recordar que, al inicio, nadie daba un cacahuate por el triunfo del Tricolor y las deficientes actuaciones de la primera ronda avalaban a aquellos que presagiaban un desastre monumental. Vino el partido contra Panamá y el "Vasco", perdiendo la cabeza de manera increíble, propinó un patadón a un jugador "canalero", exhibiendo toda la frustración acumulada al no poder dar forma a ese híbrido futbolístico heredado del sueco Sven Goran Eriksson. Ya contra el cuadro haitiano se vio cierta mejoría en el accionar de la escuadra nacional, sin embargo, la poca monta del adversario hacía persistir un océano de dudas, quedando una semifinal de un aceptable grado de dificultad ante el equipo de Costa Rica. El juego ante los ticos resultó muy sufrido pero ya en la segunda mitad y en los tiempos extras se notó una mejoría y sobre todo una seguridad en lo que se hacía dentro del rectángulo de juego, cosa que no se veía desde muchos meses atrás.
El morbo alcanzó su máxima expresión al tener que enfrentar a un rival que, dentro de un par de semanas visitará el Azteca para librar la "madre de todas las batallas" rumbo al Mundial de Sud-áfrica pero, por el momento, era indispensable ofrecer una buena actuación. Aguirre fue encontrando su cuadro ideal a través de los partidos y de la inmejorable ventaja que, justo es reconocer, no tuvo el técnico escandinavo, de tener más de un mes al equipo concentrado, trabajando, puliendo y asimilando sus conceptos en torno al juego.
De esa manera se fueron descartando Ismael Rodríguez, Carlos Esquivel, Israel "Jagger" Martínez y José Luis Noriega para dar paso a Giovanni como titular indiscutible, a Pablo Barrera, Guillermo Franco y, en el partido final, a Carlitos Vela, quien habrá de borrar para siempre a un inoperante "Venado" Medina. México resolvió un encuentro que se encontraba atorado en el primer tiempo de manera atingente y con gran autoridad. Los sabihondos de siempre podrán argumentar que los jugadores estadounidenses integraban el equipo "B" de esa nación. Puede ser, pero se les borró del campo con la pelota en los pies y besando en media decena de ocasiones las piolas del odiado rival y eso, cualquiera que sea la letra que se le ponga al rival, viste y mucho. Ahora viene el tiempo de la mesura, la reflexión y el tremendo problema para Javier Aguirre en cuanto a integrar el cuadro titular para el 12 de agosto.
