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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

CORAZÓN DE ACERO

Muy bien, ahora sólo faltan dos victorias más, después de cubrir un calendario demencial, los acereros se encuentran en la antesala del super domingo. Demostración de poderío y dominio en ambos lados del balón le dieron el pase a su séptima final de Conferencia y sexta en Pittsburgh en las últimas quince temporadas. En su casa los Steelers tienen marca de 2-4 en las seis anteriores finales, lo cual pone a pensar, pero los Cargadores estaban 2-0 en playoffs en Pittsburgh y los acereros terminaron con ese pequeño dominio.

Diferente travesía esta a la de la temporada 2005, cuando obtuvieron su quinto Super Tazón. Pittsburgh ganó todos sus partidos de visitante: a los Bengalíes en el juego de comodines 31-17 (¿se acuerdan de la lesión de Carson Palmer?, mariscal de campo de Cincinnati); en el juego divisional eliminó al poseedor del mejor récord de la liga, los Potros 21-18 (¿se acuerdan de la tackleada de Big Ben?); en la final de Conferencia despachó a los Broncos 34-17; y en el Super Bowl XL (otra cosa en común con mi equipo, XL siempre ha sido mi talla) a los Halcones Marinos en Detroit 21-10. Toda una hazaña, Pittsburgh se convirtió en el segundo equipo en la historia y el primero en 20 años en ganar tres juegos en gira camino al Super Tazón. Además fue el primer sembrado número seis en ganar un Super Bowl desde 1970 sin jugar un solo partido en casa.

En esta postemporada, por la eliminación de los primeros sembrados, los acereros tienen la oportunidad de volver a jugar en casa y llegar al juego grande por séptima ocasión en su historia, su marca actual en Super Bowl es de 5-1. Ahora el mérito será coronar la temporada con el sexto Super Tazón después de cumplir el calendario más difícil de la Liga

Un plus extraordinario para los de negro y amarillo es que por fin Willie Parker, su principal corredor, está al 100 por ciento, la forma que le corrió a San Diego lo corrobora. Cuando Willie anda bien, Big Ben anda bien.

Baltimore, se sabe, es una escuadra con un despliegue físico casi inhumano, los Cuervos no descansan desde la semana dos, cuando debían jugar contra los Texanos pero por cuestiones climatológicas tuvieron que ajustar y esa fue su semana de descanso, es decir, un equipo de tanta exigencia física, que partido a partido salen a partirse el alma y a partírsela al rival, tiene una seguidilla de 18 semanas sin descansar. Esto puede ser factor extra a favor de los Steelers.

Para los que odian a los acereros (Vaqueros frustrados como los de Brokeback Mountain, seguidores de los “Malotes” de Oakland, aficionados de los Delfines que todavía no se recuperan del frentazo sufrido ante los Cuervos, Cargadores pero de fracasos, etcétera) les quedan dos oportunidades más de intentar hacer burla a los seguidores de los acereros. Si Roethlisberger y compañía pasan sobre Baltimore, repetirán, incluso sin ver el juego, “suertudotes”, y dirán: “pero en el Super Bowl el otro los va a humillar”.

A ellos, la NFL ahora se convierte en un deseo ferviente de ver caer la toalla amarilla, les preguntan ¿a quién le vas? Y responden: “al que juegue contra Pittsburgh”. Qué tristeza, qué frustración. Se convierten en seres llenos de odio, que deambulan por la ciudad como sombras, arrastrando sus cadenas de amargura y la única forma de salir del callejón es una derrota de los Acereros. Ni modo chavos, se me hace que hasta septiembre recuperarán la calma, cuando vuelvan a hacerse ilusiones con sus Romos, Rivers, Penningtons y el resto de sus admirados jugadores incapaces de ganar el juego grande.

Volviendo a lo importante, el juego del domingo a las cinco y media de la tarde en Heinz Field, vencer tres veces en una temporada a los Cuervos es extremadamente complicado, pero los Acereros, aunque parezca improbable, siguen mejorando juego a juego, es decir, Baltimore enfrentará a un equipo todavía mejor al que los venció en las anteriores dos ocasiones. Por otro lado, para Cuervos la tercera deberá de ser la vencida.

Joe Flacco, un mariscal de campo novato con temple de veterano, pero que aún está en proceso de aprendizaje, parece un nuevo Ben Roethlisberger. Por otra parte, Big Ben, que ya nos ha demostrado fehacientemente que cuando su equipo lo necesita, incluso cuando haya dos minutos o menos en el reloj, él responde. Gran juego, quizás mejor que el mismo Super Tazón, en la nieve, con dos defensas fabulosas, será una pelea a quince rounds entre dos auténticos pesos pesados.

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