LORD OF THE RINGS
El señor de los anillos, sixburgh, el poder del acero, etcétera, llámenles como ustedes quieran, los Acereros son ya la supremacía, la cumbre de la NFL. Los Steelers ya no verán a su lado a Vaqueros y 49’s, ahora pueden observar desde su particular monte del Olimpo a estos dos y al resto de la Liga. Qué difícil digerir este hecho, verdad anti Acereros. Ni modo, ya no hay lugar a criterios, análisis y mucho menos aquello de “en mi particular punto de vista los Acereros no son los mejores de todos los tiempos”. Cualquier tipo de estos comentarios caen por su propia inconsistencia, no hay vuelta de hoja, Pittsburgh es (y lo será por mucho tiempo) la potencia inapelable del deporte más exigente en todo el orbe.
Pero no se pueden estar en paz, no pueden dejar de fregar, que si el arbitraje, que si la suerte. ¡Seis supertazones!, ¡seis! En el deporte más exitoso y mejor organizado del mundo, ¿un equipo puede ser campeón seis veces en base a la ayuda arbitral y la suerte? Por favor no sean tarados.
Como los argumentos son cada vez más débiles, atacan otros puntos. Ahora los detractores de siempre se niegan a darle a Benjamin Roethlisberger el status de mariscal de campo elite, es decir, en el nivel de Tom Brady o Peyton Manning. Big Ben no tendrá la estética de un Brady o no anda golpeando los cascos de sus linieros cambiando la jugada en la línea de scrimmige para verse cool como Peyton. Roethlisberger es un muchacho entregado a su equipo, que lesionado hay que encadenarlo en el vestidor para evitar que juegue, Ben se muere por sus colores, de una valentía que espanta, resentido de sus costillas en el inicio del Super Tazón prefirió recibir candela a dejar de completar los pases que le dieron la ventaja tempranera a los reyes de la NFL.
Tiene una capacidad de improvisación inigualable entre sus colegas, a pesar de su corpulencia es ágil y a desarrollado un progreso notable en su juego aéreo, su aplomo en los momentos de apremio ya empieza a ser legendario, 19 veces a guiado a su equipo en última serie ofensiva a ganar partidos, muy lejos todavía del amo de estas situaciones John Elway, pero Ben sólo tiene cinco años en la Liga denle tiempo.
Y además, a todo esto hay que agregarle los dos anillos de Super Bowl en cinco años, hecho suficientemente de peso para dejarse de mafufadas y situar al muchacho de Lima, Ohio, entre los grandes quarterbacks activos de nuestros tiempos.
Por otro lado, se les avisará con la debida oportunidad a mis múltiples deudores la entrega de fichas y los módulos donde deberán de pagar sus apuestas, los individuos que finjan demencia y no cumplan como hombres sus deudas con un servidor serán señalados públicamente, sufriendo el escarnio popular.
Una última advertencia a los detractores y odiadores de los Acereros, mejor manténganse en el anonimato, conviértanse en un secta secreta, hagan reuniones clandestinas y ahí párenle, dejen de hacer público sus complejos y resentimientos, y por supuesto no se atrevan nuevamente a apostar en contra de los Steelers, han sufrido una dura, muy dura lección, mejor apréndanla y en un ejercicio de autocritica manténganse alejados de los temas que involucren a la NFL, al menos hasta septiembre próximo.
A todos mis acereros cercanos que mi memoria alcanzan: Rafael Rosell Valenciana, Humberto Vázquez, Hugo Ortiz, Pancho Amparán, César Nevárez, Gustavo Mendoza, Manolo Ibarrola y a los no tan cercanos en la distancia pero sí en el corazón de acero, felicidades, fue una gran ventura culminar el calendario más difícil de la Liga con el inicio del enjoyamiento de la mano derecha. Traten de ser humildes en estos días de gloria (como diría el gran jefe Bruce Springsteen al medio tiempo del superjuego) pero apliquen su status de elegidos por los dioses del emparrillado, háganlo con criterio, que un acerero de verdad es magnánimo en la victoria.
A otra cosa mariposa, a partir de las siguientes entregas tendremos que abordar la problemática santista, no desesperen, los abandoné un poco por los chicos de la escafandra, pero la ayuda viene en camino, ¡aguante guerrero!