La Columna de Rosell
Hoy por la tarde, en las heladas tierras de Columbus, Ohio, la Selección Nacional de México de futbol soccer intentará ganar por primera vez en territorio gringo a su similar norteamericana desde el 13 de marzo de 1999, cuando la venció 1-2 con Manolo Lapuente al mando de los aztecas en San Diego en la llamada Copa USA.
A partir de esa derrota los gabachos no volvieron a permitirle nada a los mexicanos, a tal grado que llegaron a ligar ocho partidos consecutivos sin perder contra los mexicanos, dentro de esa seguidilla los sobrinos del Tío Sam no permitieron ni un solo gol en contra, 720 minutos en que los delanteros mexicanos no sólo no anotaron, sino que incluso ni siquiera inquietaron a los arqueros estadounidenses.
Fue en la final de la Copa Oro del 2007 cuando Andrés Guardado rompió con ese maleficio anotando al minuto 44, barriéndose, cerrando la pinza al poste izquierdo a un servicio de Nery Castillo, dándole la esperanza al equipo de Hugo Sánchez de ganar un lugar en la Confederaciones y vencer por fin al odiado rival, pero vendría la reacción norteamericana, Brian Ching entra al área con peligro y Johnny Magallón le comete falta, penalty indiscutible que se encarga de cobrar sin ningún asomo de nerviosismo Landon Donovan para el empate. Benny Feilhaber clavó el segundo, el "Bofo" Bautista tuvo el empate pero, como siempre, todo quedó en una aproximación más. Al final, México mordió el césped del Soldier Field y se llevó su noveno juego seguido sin poder ganar en territorio yanqui a la selección de USA.
El último antecedente de un Estados Unidos-México fue un amistoso jugado en Houston, Texas, el seis de febrero del 2008, cuyo resultado fue un empate a dos. Por lo tanto, el saldo en los últimos diez juegos para México enfrentando a los gringos en su casa es: ocho derrotas y dos empates.
De lo penoso a lo indignante ha sido el saldo, el Tri ha mostrado un futbol temeroso e inoperante, digno de un equipo rascuache, bajo el mando de Lapuente, Enrique Meza, Javier Aguirre, Ricardo La Volpe y Hugo Sánchez, sin cambio alguno, en canchas gringas México ha exhibido la peor de sus caras, lo más bajo que ha caído el seleccionado mexicano ha sido precisamente en estas condiciones y desgraciadamente no se ve cómo hoy por la tarde cambie la historia.
Cuando llegó Eriksson a dirigir a la Selección esperábamos que la sacara del estancamiento en la que se encontraba, y el sueco lo logró, sacó a México del estancamiento para hacerlo retroceder, es decir lejos de un progreso, como ganar sin problemas su calificación al hexagonal, se tuvo que llegar a la última jornada para clasificarse, nunca se había sufrido tanto en esas instancias. Una vez más no se tiene una base de futbolistas que jueguen en la liga local y se apuesta todo a lo que hagan los foráneos, que de repente, por obra y gracia de la Morenita del Tepeyac, se entiendan y generen suficientes oportunidades de gol para al menos meter un par. México, es sabido en el mundo futbolístico, carece de contundencia, esto es histórico, por lo tanto, para meter dos tiene que crear cinco o más, de lo contrario todo queda en que la defensa y su arquero, el punto fuerte de México también históricamente, aguanten y traigan la igualada, en estos momentos un empate en Columbus estaría cerca de celebrarse en el Ángel de la Independencia.
Es increíble que aún conociendo las estadísticas devastadoras en contra de México como visitante frente a los gringos, todavía haya obtusos que piensen que el Tri es mejor y salgan con la cantaleta de siempre "nosotros tenemos la técnica, la picardía, el chanfle, las fintas", "ellos sólo aportan fuerza y entrega", mentira, si en estos momentos hay un equipo técnica y tácticamente superior es el equipo de Bob Bradley, mientras más pronto lo acaben de aceptar algunos despistados menor será la frustración y el coraje de la derrota. Me preguntaron mi pronóstico y sin dudar dije Estados Unidos, luego acoté, espero que México al menos juegue bien, y me quedé pensando, si México juega bien le gana a Estados Unidos y al más pintado, pero ese es el problema de la Selección que no ha dado un juego decente en territorio yanqui en casi ya una década.
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