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La Columna de Rosell

rafael rosell

Hoy en San Pedro Sula, la ciudad más grande de Honduras, la Selección Nacional de México de futbol tendrá la enésima posibilidad de mostrar si realmente se ha sacudido lo mal equipo que es fuera del Azteca. En la era Ericksson no se ha ganado ni un solo juego en calidad de visitante rumbo al Mundial. En la fase previa al hexagonal se perdió en Jamaica uno a cero, empate en Canadá a dos goles y derrota en Honduras con autogol de Ricardo Osorio, que nada más se acordó y le dio un retortijón que de plano lo marginó de viajar y meterse de nuevo en Honduras.

En punto de las siete con treinta minutos de la tarde y con arbitraje del canadiense Paul Ward, el equipo del señor que ahora se siente "de poca m..." tratará de ser una oncena sólida, derrochando personalidad e imponiendo condiciones, una selección que no se ha visto en tierras catrachas desde aquel equipo del 93 que dirigía Miguel Mejía Barón. Alberto García Aspe inició la fiesta con un portentoso tiro libre prácticamente sin ángulo, el balón se metió a primer poste impulsado por una fuerza y un efecto endemoniados, el marcador final fue de cuatro a uno a favor de los mexicanos, después de esto los federativos hondureños no volvieron a programar un partido contra México en Tegucigalpa y mudaron los siguientes tres juegos contra el Tri al Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula, arrojando como resultado tres derrotas aztecas.

Lo mostrado por México contra Costa Rica es tan poco que pedir incluso repetir alineación suena insensato. Se le ha cargado la mano a Fernando Arce y, es cierto, ha dado un juego infumable, pero no sólo él, el resto de sus compañeros, sin excepción, cayeron por momentos en una confusión terrible, donde no se podían ligar ni siquiera dos pases seguidos. No es ninguna novedad ver a nuestra Selección caer en una falta de cohesión y entendimiento, así ha sido por décadas. Se mencionó a Guardado como el de la gran actuación, cuando Andrés si mucho protagonizó tres jugadas en noventa minutos de más o menos cierta calidad (el tiro desviado por González lo más destacado), Vuoso y Bravo se juntaron una vez y el resultado fue el primer gol, después fallaron cabezazos que en sus clubes no hubieran perdonado.

Memo Ochoa quedo prácticamente inédito y hoy tendrá la verdadera prueba para saber si merece el puesto de titular en el arco nacional. La línea media, con la ausencia del único capaz de ver más allá de sus narices, esta poblada por esforzados futbolistas como Pardo, Leandro, Arce y un magnífico lateral convertido en sólo eficaz volante, Andrés Guardado. El sueco deberá de sopesar la posibilidad de mandar a la banca a Fernando Arce y meter a otro picapiedra como Gerardo Torrado (expulsado en esa misma cancha hace cuatro meses y medio) para acabar por privilegiar el músculo sobre la imaginación.

Los dirigidos por el colombiano Reynaldo Rueda quieren minimizar la cancha a los mexicanos, no darles un momento de reposo, que cuando levanten la cabeza (si es que les dan tiempo) sólo vean rostros de fieros catrachos dispuestos a despellejarte vivo, esa es la idea que les ha dado resultado los últimos tres encuentros, reducir al Tri a lo mucho una o dos oportunidades más o menos de gol, nada más, el resto una tortura; la mejor imagen de cómo llega a sentirse el seleccionado mexicano en este tipo de partidos la dio Oswaldo Sánchez arrojando la toalla en la recta final del juego. Para colmo, en el último partido entre estos dos, lluvia y truenos como película de Frankenstein, los mexicanos asomaron la cabeza a la cancha y has de cuenta que los recibía Igor (el asistente de todo científico loco que se precie) que con voz ominosa les decía "pase usted"

El antecedente es vergonzoso y ridículo, se terminó con nueve hombres con las expulsiones de Torrado y Vela, ojalá éstos jueguen y saquen la casta y el orgullo, es hora de revancha y sobre de todo de recuperar algo que parece irremediablemente perdido, el prestigio en el área. Por otro lado, si México logra ganar, en este caso sí se justifica el "como sea", ahora sí y no contra Costa Rica en el Azteca, recibirá una dosis de confianza tan grande que lo convertirá de golpe y porrazo en el temible gigante despierto y enojado que nadie quiere enfrentar. Desgraciadamente, por lo visto hasta el momento, pobreza de argumentos ofensivos y una defensa que en cuanto es exigida se desquebraja de fea manera, la posibilidad de traer tres puntos de San Pedro Sula son extremadamente remotas.

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