LA COLUMNA DEL PERRO

En muchas ocasiones me preguntan las personas, que ya tienen un perro/a en casa, que si pueden meter otro para que esté junto con el que ya tienen, y sobre todo me preguntan que si se llevarán bien o que si se pueden pelear o agredirse ocasionalmente, especialmente si el que van a meter es un cachorro o un perro de mayor o menor talla que el que ya tienen.

Yo les digo que la reacción de nuestro perro, o del que llega es muy variable, depende del tipo de carácter que tenga cada uno, por ejemplo en el caso de que sea un macho, el que tengamos en casa, y sea también un macho el que vamos a meter junto a él como compañero, si los dos resultan ser de carácter dominante, continuamente vamos a tener conflictos, entre ellos, que algunas veces serán sólo ladridos de advertencia ante alguna situación específica, como acercarse a un plato de comida ambos al mismo tiempo.

En otras ocasiones se agredirán causándose lesiones desde leves, hasta de consideración según sea el lugar de la mordida o la cantidad de éstas o el tamaño de uno y de otro de los que intervienen en la pelea. Lo mismo pudiera pasar en el caso de que fueran hembras las que estuvieran en el mismo lugar y como dije líneas arriba que ambas tengan el carácter dominante.

Me ha tocado también ver en muchas ocasiones perros de mismo sexo, machos o hembras que se llevan a la perfección y que inclusive tomen agua y comen del mismo plato sin haber tenido nunca un problema.

Esto se debe al carácter de cada perro, y también el modo en que fueron educadas por su dueño, es decir si el dueño no los educa con decisión y firmeza, demostrándoles que él, el dueño es el alfa, es decir el que manda en la manada, los perros entonces pudieran pelear para ocupar una posición de mayor rango en el lugar y con los animales que se encuentren.

Yo les aconsejo a los propietarios de mascotas que acaricien y premien con una palmada de cariño a su perro cuando éste haga las cosas que nos gustan y obedezcan las reglas básicas de la casa (como no salirse a la calle cuando uno abre la puerta por ejemplo) y también le digan con un firme y rotundo no a las conductas indeseables, desde las primeras faltas, para así evitar problemas posteriores que no podamos manejar, como es el hecho de que alguno de los perros en los casos extremos tengan por fuerza que irse de la casa.

Y ahora para terminar una gota de filosofía.

Más vale ponerse una vez colorado y no cien descolorido.

Comentarios: miguel_daviladavila@hotmail.com

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