En fecha reciente, se nos ha presentado parte de la reforma que la Secretaría de Educación Pública está por implementar para transformar el sistema educativo del nivel medio-superior en México, y que inició desde marzo del presente año, con diversas acciones que van enfocadas desde la reforma curricular hasta la formación de los docentes.
El programa de reforma para todos los bachilleratos del país, tiene como eje rector un nuevo esquema basado en 11 competencias genéricas que deberán formarse en el egresado de este nivel en todo México y que obedecen a las recomendaciones hechas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y el Banco Mundial; quienes apoyan irrestrictamente a todos los países que adopten el citado modelo. Dichos organismos insisten en que el mayor reto educativo para México, es elevar el grado de eficiencia en el desempeño de sus alumnos; y la transformación puede lograrse, según la OCDE, priorizando las competencias cognoscitivas e interactivas sobre las tareas rutinarias, que aún permean el trabajo en las preparatorias. "Se trata de darle paso a competencias en las que el estudiante use el cerebro, el pensamiento analítico y la creatividad" señala el organismo.
Esta noción, que sin duda es tema de discusión internacional y que debe tener un significado preciso y restringido, se utiliza indiscriminadamente como la conclusión a que debe llegar todo aprendizaje. Dicha discusión se da en los procesos de globalización en los que nos encontramos inmersos; globalización que si bien es inevitable, también es deseable, siempre y cuando no se restrinja al ámbito meramente económico, puesto que todos estaremos de acuerdo en que lo único verdaderamente globalizado es la pobreza. Bajo esta perspectiva, los bienes que posee una nación no están en sus riquezas materiales, sino en los conocimientos, capacidades, destrezas, actitudes y valores de sus ciudadanos; es decir, en las competencias que los mismos posean.
El problema con la reforma en bachillerato, sigue siendo más metodológico que conceptual; nos dicen el "qué", pero nos dejan con un montón de dudas acerca del "cómo" hacerle al momento de formar las famosas competencias, ya que todo se complica con la incorporación irreflexiva del término. ¿Cómo explicarles a nuestros alumnos de preparatoria que amar a la patria o conmoverse con la poesía, son atributos valiosos, pero no se consideran una competencia, por ejemplo?
Por otro lado, la necesidad de establecer la metodología al momento de abordar la formación de competencias en los alumnos de bachillerato, requiere de darles una mayor autonomía a los actores de cada centro educativo, para que tomen las decisiones pertinentes al momento de implementar dicho esquema de formación; desgraciadamente, en la realidad constatamos que los planes y programas de estudio, son dictados desde el Centro del país para todas las regiones de México; sin la necesaria contextualización a cada diferente realidad en lo específico.
Aunque la SEP se muestra preocupada por el bachillerato, en los hechos se comprueba que la educación media-superior en México sigue siendo uno de los niveles educativos más descuidados del sistema, ya que cuenta con menos apoyo presupuestal, con menos equipamiento e infraestructura y con los planes de estudio más obsoletos y desvinculados de los países perteneciente a la OCDE.
Esta normatividad está integrada por siete documentos que entrarán en vigor cuando sean publicados en el Diario Oficial de la Federación, de acuerdo con el subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, Miguel Székely Pardo. Es por ello que no podemos contextualizar la reforma acorde con cada región del país; porque aún la desconocemos.
Estos fundamentos se aplicarán en el ciclo escolar 2008-2009, a fin de que en 2011 egrese la primera generación de estudiantes con el nuevo modelo educativo, basado en el desarrollo de competencias y habilidades en materias como el español, las matemáticas y las ciencias; pero preocupantemente dejando de lado a la filosofía. Según Székely Pardo, la reforma dará un giro a la orientación del bachillerato, que se reflejará en los resultados que actualmente se obtienen de la prueba ENLACE; como si contestar este tipo de pruebas estandarizadas nos aseguraran un buen nivel de formación integral, crítica y reflexiva de los educandos de este nivel.
Para la implementación de esta reforma, será necesario darle nuevas herramientas a los docentes, quienes finalmente formarán al egresado; aquí hemos insistido en que los profesores no podrán solucionar los nuevos problemas que se les presentan en su trabajo cotidiano, con viejos esquemas por demás rebasados. El profesorado de preparatoria, está integrado en su mayoría por profesionistas de diversas disciplinas que no estudiaron para enseñar, que repiten los esquemas con los que fueron formados (en el mejor de los casos, repiten el estilo del mejor profesor que les enseñó), no tiene formación didáctico-pedagógica (y en muchos casos, no les interesa tenerla), no privilegian la superación y profesionalización de su trabajo académico.
La verdad es que los profesores de bachillerato en México, nos encontramos sumamente preocupados porque la educación media-superior en nuestro país está abandonada, obsoleta, no tiene identidad propia ni mecanismos de evaluación, carece de criterios normativos nacionales y está desvinculada del sistema básico y del superior, así como del sector social y productivo. Esperamos por lo tanto, que la tan citada reforma, sea profusamente socializada y que nos arroje resultados concretos.
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