Clasificación:
Un posible equivalente mexicano contemporáneo para lo que ocurrió en las entrevistas Frost Vs. Nixon, sería que "Pepillo" Origel lograra sacarle a Carlos Salinas una confesión llorosa y una disculpa a la nación por haberse robado de las elecciones de 1988. Así de desproporcionado el nivel de los contendientes. Así de sorprendente la hazaña.
Claro que en la comparación mexicana no pueden acomodarse otros detalles del caso, como el hecho de que Frost financiara con dinero de su bolsa la empresa con la esperanza de venderla a alguna cadena de televisión; o que Nixon fuese un árbol derribado y ridiculizado por los medios durante su estancia en el cargo; y sobre todo que Nixon, hombre de orígenes humildes, poseyera cualidades humanas que podrían redimirlo.
En cambio
La cinta es, además, una clase de broadcasting, pues describe al detalle las negociaciones políticas, económicas y legales para conseguir entrevistas de alto nivel, con todos sus aciertos y, también, su ética cuestionable. Junto a la cinta El Informante, sobre los reportajes de la serie 60 minutos contra la industria tabacalera norteamericana, deben ser de estudio obligatorio para los estudiantes de periodismo.
Nixon se quejaba de que lo habían convertido en un "boogie man" político: un "coco" de maldad comprobada para asustar (y distraer) al público por los años venideros. Mal para Nixon, pero bien por los gringos. Un presidente en funciones como "boogie man" no es poca cosa. Si comparamos con el primer ejemplo de político mexicano procesado que nos viene a la cabeza: René Bejarano y sus maletas con miserables 45 mil dólares, vemos el nivel de escándalos que llegan a perseguirse y castigarse en nuestras tierras. El ridículo precio de ganga que consiguió el perredista por su título de "boogie man" palidece cuando cada semana se insinúan directores de lotería, secretarios de seguridad pública, ex presidentes exonerados y muchos otros con ofertas infinitamente más apetecibles. Si Frost saltó de las revistas frívolas a la gloria periodística con el puro valor de levantar la mira, ¿Por qué no hay periodistas mexicanos que se avienten? Aunque pensándolo, las portadas de la revista Quién han hecho su parte.
Mínimo:
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