Clasificación:
"Deslúmbralos con el final
Aplicando retrospectivamente el consejo a las cintas de Michael Mann, es fácil identificar a El Último de los Mohicanos, Collateral y Heat como cintas que se pliegan fielmente a la recomendación de McKee. Y en el caso de Heat, lo hace de tal manera que eleva la cinta hasta el Olimpo de los inmortales.
Más no todo el cine de Mann es así. El Informante y Miami Vice son cintas que dependen más de la atmósfera de incertidumbre y abatimiento que el director imprime con maestría. Sobre todo El Informante, su mirada descarnada a las industrias del tabaco y los noticieros televisivos, que deja en el recuerdo una impresión aún más profunda que la del humo del cigarro en los cuartos de hotel en que se permite fumar.
Pienso que Enemigos Públicos pertenece a este último grupo, aunque tira más para el lado de Miami Vice que para el de El Informante, en lo que a impacto se refiere.
La saga de John Dillinger, un asaltante de bancos que a principios de los 30 se convirtió, de manera apenas justificada, en un icono e ídolo popular, es replanteada por Mann con el mínimo posible de glamur o romanticismo.
Dillinger y Purvis, el policía que lo persigue, aparecen como dos fríos obsesos, encarrerados rumbo al mismo destino fatal, incapaces de experimentar verdadero placer con sus respectivos logros.
En la recreación de hechos y lugares se realizó, según se nos informa, un trabajo minucioso de investigación y reconstrucción escenográfica. Esta labor fue al parecer tan extenuante, que dejó poca energía para soplarles un alma a los personajes.
Hay películas cuya potencia e importancia se advierte de inmediato; hay otras que requieren de un periodo de horas o días para asentarse; y hay otras, más raras, que necesitan años: es posible que Enemigos Públicos sea de este tipo. Lo que hoy parece un ejercicio de eficiencia narrativa y frialdad emotiva puede adquirir mayor sustancia y relevancia con los años. Démosle tiempo, porque las cintas de Mann envejecen como el mejor Whisky de contrabando.
Por otro lado, el público amigo de las cintas para chavitos tiene buen material para pasar el rato, no con los insufribles Transformers, sino con las simpáticas especies de mamíferos primitivos que pululan en La Era de Hielo 3.
A mi gusto es la mejor de la serie, pues los creadores finalmente lograron que la película entera fuese tan divertida como los interludios protagonizados por la frustrada proto-ardilla y su inalcanzable proto-castaña.
Mínimo:
Máximo:
