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La fortaleza de Obama

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germán froto y madariaga

No obstante que a Lincoln lo llamaban “el presidente negro”, por razones obvias, cuando firmó el decreto que abolía la esclavitud, nunca imaginó que un día, en verdad, un hombre de la raza negra, llegaría a ser el huésped principal de la Casa Blanca.

Un recinto, que además, fue construido por esclavos negros y no por trabajadores blancos.

Claro está que Abraham, mejor conocido como el honrado Abi, no pensaba sólo en los negros americanos cuando lanzó su histórica proclama. En realidad él pensaba en toda la humanidad, pues estaba convencido de que Dios había hecho a los hombres iguales ante sus ojos y el buen gobernante no podía hacer distingos que el Creador no había hecho.

Él solía decir eso, más o menos con estas palabras: Si Dios hubiera querido que unos hombres trabajaran y otros sólo comieran, los habría hecho a los unos, sólo manos y a los otros sólo boca. Pero nos hizo iguales. Ambos con manos y boca.

Está visto que la inspiración, entre varias, del nuevo presidente, se encuentra en los principios lincolnianos, a los que debe honrar, pues su establecimiento costó mucha sangre y sudor.

Ciertamente se advierte, en Obama, un serio dejo de humanismo, desde el primer día, pues decretó la desaparición de la ignominiosa cárcel de Guantánamo, a donde fueron a parar muchos prisioneros iraquíes que no han sido justamente juzgados por los delitos que se les imputan, lo que constituye sin duda una violación a las normas internacionales y a los más elementales principios de justicia.

Pero además, a Obama le ha pegado de cerca la discriminación de su raza, así como de otras razas establecidas en territorio americano, no obstante que ellos han trabajado y hasta combatido por preservar la existencia de la Unión, tal y como lo hicieron muchos de sus antepasados en la guerra civil, del norte contra el sur.

Entre los cientos de datos personales que han circulado sobre el nuevo presidente y su familia, sobresalen los relativos a su familia materna y los de Michelle, su esposa. En el caso de Obama la madre se casó y divorció dos veces y anduvo de aquí para allá en muchos países del mundo, por lo que Barack se crió más con sus abuelos, quienes hicieron su mejor esfuerzo, por que su nieto fuera feliz.

En cambio ella, procede de una familia estable, que supo impulsar a su hija para que consiguiera los objetivos de vida que se proponía. Se afirma que su abuelo fue esclavo y lo enterraron en una fosa común dentro de una plantación.

Pero no cabe duda que ambos proceden de la cultura del esfuerzo, empeño y trabajo, por lograr una buena educación y ganarse un puesto dentro de la sociedad.

Aunque Michelle, afirma que ser negra en Estados Unidos es una desventaja y si se es mujer, más, ella luchó incansablemente por su sueño de convertirse, primero en socióloga y después en abogada y lo logró, no obstante que para ello, tuvo que endrogarse en Princeton y Harvard, como también lo hizo Obama.

Pienso que de la forma de ser de Michelle, le viene a su marido la mayor de sus fortalezas. Porque ella es una mujer centrada y realista. Tanto que en alguna ocasión llegó a afirmar que: “Como país, directamente somos malos. Somos un país de cínicos, vividores y complacientes. Nos hemos convertido en personas que apenas nos alcanza para llegar al fin del día. La gente está mal y ha empeorado durante el transcurso de mi vida...”.

Es esa forma realista y crítica de ver la vida, la que puede serle de mucha utilidad a Obama, para no caer en las trampas del ejercicio del poder.

Ella conoce el juego del poder, pero le chocan las reuniones políticas, siempre tan llenas de gente y vacías de personas, el boato de la Casa Blanca, en donde ahora tendrá que dormir y fornicar, los halagos y el saludar estrechando simplemente manos que ni siquiera conoce. Ella es feliz yendo al super a comprar su mandado y cuidar de sus hijas, eso sí la satisface.

Afirma que su marido es medio desordenado, porque deja las toallas del baño tiradas en el piso, aunque ahora tendrá quien se las recoja. Estoy seguro de que Michelle, le servirá a Barack, igual que lo hacía aquel empleado del César que lo acompañaba a todos lados y cuando lo adulaban le decía: “Acuérdate que eres mortal”.

Haciendo eso, le será de gran ayuda a su marido, porque de que el poder emborracha, no hay duda.

Esperamos que en realidad se esté inaugurando una nueva era en la Unión Americana, porque si no resulta así, pasarán siglos antes de que otro negro llegue a la Casa Blanca.

Eso partiendo del supuesto que le permitan terminar su mandato. Porque los gringos no se paran en mientes cuando alguien atenta contra sus intereses. Han aprendido bien las lecciones de Maquiavelo.

Por lo demás: “Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano”.

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