Comúnmente se asocia este término con la religiosidad, con la asistencia a misa los domingos o a ceremonias de adoración a alguna deidad algún día en especial. Sin embargo, desde mi punto de vista la espiritualidad implica un factor de la personalidad más que importante dentro del individuo.
Como sabemos los seres humanos somos seres biopsicosociales, bio, porque tenemos un componente biológico que tiene que ver con nuestros genes y con nuestras necesidades biológicas como lo es la sed o el hambre. Psico, debido al componente psicológico, donde van implícitas las emociones y nuestras necesidades de pertenencia, sentirse queridos o vinculados con alguien o algún grupo en especial. Finalmente sociales por estar envueltos en una sociedad que impone reglas y concede derechos. Estas tres instancias conviven dinámicamente entre sí, determinando lo que mueve al individuo a un determinado lugar o hacia un fin en especial.
Ejemplo de esto sería el hombre que tiene necesidad de aceptación de parte de la autoridad, va a tender a buscar esa gratificación de manera constante, esperando tanto del jefe como de sus propios padres la aprobación. A diferencia de alguien quien para él es más importante satisfacer su necesidad de prestigio social sobre las biológicas incluso, trabajando hasta horas extras, pero teniendo malos hábitos alimenticios, que sería comer a deshoras e incluso dejándolo de hacer.
La salud física y mental vendrá entonces cuando estas necesidades estén niveladas entre sí, en otras palabras que tanto mi alimentación, como mis necesidades emocionales y sociales estén satisfechas, siempre y cuando éstas no conlleven el violar el derecho de otros.
La espiritualidad, otro de los factores a tomar en cuenta, se considera como un sentido de vida, algo que nos llevará a buscar un objetivo trascendental, algo que nos marca la diferencia con otras especies, como la animal que sólo busca la satisfacción de las necesidades por sí mismas y no la trascendencia de la raza.
Pero ¿qué tendría que ver la espiritualidad en estos momentos? Yo diría que demasiado, ya que vivimos actualmente en un momento crítico de inseguridad, de pérdida de rumbo, de frustración de impotencia, de ver pasar sucesos en la vida cotidiana en los que pensamos que no podemos hacer absolutamente nada. Desafortunadamente es poco en la realidad concreta lo que podemos hacer, pero es mucho lo que se puede hacer desde la trascendencia espiritual.
¿Cómo sería esto? En primer lugar habrá que fortalecer nuestras creencias, si yo soy budista practicarlo, si soy católico predicar con el ejemplo, si soy ministro educar, y así pasando por las distintas ideologías que tienen una base en común, la esperanza.
No quiero decir con esto que nos acostumbremos a que las cosas pasen, que si el día de hoy hubo atentados, pues qué bueno que sólo fueron unos cuantos y no diez. Para nada -acostumbrarnos sería perder totalmente la esperanza, acostumbrarnos sería no creer en nuestras propias convicciones, que es precisamente ante una crisis la oportunidad que se tiene para acrecentarlas.
Pensar en realizar alguna acción seria la lucha entre David y Goliat, pero si tenemos ese sentido de vida y espiritualidad podemos fomentar entre nosotros; hogar, trabajo, comunidad un sentimiento de esperanza a través de no fomentar el pánico, no creer que todo lo tenemos perdido y si tratar de educar en estos lugares en que actuando de manera responsable y respetuosa se puede vivir en sociedad y recuperar algo de la alegría y tranquilidad de hace algunos años.
Espero no sonar demasiado idealista, pero creo que lo único que no se nos puede robar es nuestra fe, independientemente de la que sea que usted profese. ¿No lo cree?