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La nigromancia

GILBERTO SERNA

En las culturas indígenas precolombinas hemos sabido de prácticas mágico-religiosas mediante el empleo de plantas visionarias, caso del peyote, que le permite al paciente navegar por los insondables espacios de lo desconocido. El peyote es un pequeño cactus que contiene numerosos alcaloides, entre ellos la mezcalina que es un poderoso alucinógeno.

Cuando no se es un místico o un santo obviamente que no se posee el don de la contemplación visionaria espontánea, por lo que personas ordinarias tienen que recurrir, para experimentar estos extraordinarios estados de conciencia, a esta u otra droga semejante que les permita abrir nuevas puertas de percepción extrasensorial.

Algunos alucinógenos provocan que las personas vean imágenes, oigan sonidos y capten sensaciones que parecen reales pero que no lo son. De ahí que cuando una persona dice sandeces correctamente se diga que está alucinando, por lo que lógicamente podemos establecer que quien desvaría lo que hace es alucinar. Entre otras definiciones se dice que esta confundido, es obvio que es dado a inventar que algo está a su alcance, cuando en realidad no lo está.

Estas divagaciones tuvieron lugar a raíz de haber leído la breve pero substanciosa escaramuza literaria que se dio en los diarios en los que Carlos Fuentes, usando un lenguaje abierto y franco, hace graves recriminaciones al ex presidente Vicente Fox Quesada, de quien señaló "el partido de la derecha pasó de la beatitud de la oposición a la responsabilidad de la gobernanza. Confirmó con Fox que la ineptitud y la bribonería no eran de la propiedad exclusiva del PRI".

A lo que Vicente Fox, dándose por vilipendiado, le respondió: "Siempre has presumido de honestidad intelectual. Te pido que sustentes con cifras, con información, con datos duros, lo que afirmas como 'INEPTITUD Y BRIBONERÍA' en mi Administración. Mi solicitud es que digas donde está la BRIBONERÍA con hechos, no con información de medios, ni supuestos". Luego agrega: "Dos comisiones del Congreso fracasaron rotundamente tratando de demostrar lo que nunca existió.

"Se ganaron todos los procesos legales donde hubo acusaciones infundadas a Fox o a su familia".

Ante tanto desparpajo, señala la voz populi, diremos que la justicia en este país esta más desprestigiada que un banquero en el Fobaproa, por lo que pretender que junto con su familia fue exonerado de la comisión de todo delito y que creamos que lo fue porque era inocente, no prueba otra cosa más allá de que Vicente cuenta aún, como decían los antiguos laguneros, con buenas agarraderas.

Se da el lujo de comparar su labor, la de Fox, más limpia que la de los gobiernos priistas. "Con los cuales trabajaste, a los cuales serviste y veo que los sigues halagando".

Se denota que intenta ser irónico: "si tú trabajaste con el PRI y ahora me dices bribón, es por esa filiación política y no porque en verdad yo sea deshonesto".

A lo que ya entrando al callejón de las bofetadas, Carlos Fuentes lo tilda, no nada más de inepto y delincuente, sino además de paranoico, loco, asesino y vendepatrias, procediendo a hacer una larga enumeración de lo que Fuentes considera fueron las tropelías de aquél, concluyendo la larga lista, en la indebida protección que, dice, le dio a los hijos "rateros" de Marta Sahagún y por si algo faltaba, le dice que sí, que sí hizo fraude electoral en el 2006.

El contendiente de Fox es un reconocido escritor que no requiere mayor presentación. Su honradez intelectual está por encima de las mezquindades de la política. Ha sido reconocido su talento literario con diversos galardones internacionales, entre los cuales sobresale el Premio de Asturias.

En cambio, el contrario ha demostrado no ser un polemista que se haya destacado en ningún terreno cultural. Baste señalar sus constantes tropiezos verbales durante el tiempo que estuvo encargado de Los Pinos.

Es un hombre básicamente educado en las labores del campo que sabe de cultivos y mucho de animales. Aunque a últimas fechas ha venido dando razón de sus conocimientos seudo astrológicos, convencido de que cualquier resbalón en el terreno de lo esotérico podría atraer como consecuencia vibraciones negativas.

No se sabe si llegó al extremo de dejarse manejar por lo que le decían los brujos, pero sí que un nigromante leía a la pareja los buenos augurios basado en la conjunción de los astros, según el libro de Olga Wornat, en que probablemente le decía a Marta lo que quería oír: un futuro de gloria.

En fin, el lenguaje arcano, ininteligible para los no iniciados, tiene reminiscencias mágicas, por lo que debemos pensar que algún día privara el imperio de la decencia, por encima de la abyección.

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