La obsesión por adelgazar puede causar desórdenes alimenticios
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- En un afán por adelgazar, las personas pueden incurrir en excesos y convertir este propósito en una obsesión, que de no corregirla desencadena un desorden alimenticio conocido como la ortorexia.
Una vez que pasaron las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la gente inicia su lista de propósitos y regularmente, uno de los más comunes es el perder peso.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no siempre el fin justifica los medios, de ahí la importancia de encontrar los recursos más convenientes para alcanzar las metas, sin sacrificar ni perjudicar la salud.
La responsable de la Jurisdicción Sanitaria Número Dos, Rosa Lilia López Moreno, explicó que a diferencia de la bulimia y la anorexia, cuyo problema gira en torno a la cantidad de comida, la ortorexia es una enfermedad en la que para el paciente, el motivo de preocupación es la calidad de los alimentos.
Las personas afectadas esperan obtener beneficios físicos, psíquicos y emocionales, por lo que llegan a desencadenar una dependencia semejante a la de cualquier adicto.
La preocupación obsesiva por la comida sana ha ido en aumento y lleva a las personas a consumir grandes cantidades de un solo alimento, o exclusivamente aquellos libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas, lo que se conoce como alimentos orgánicos.
El paciente en este caso, no se preocupa por la cantidad de alimentos que ingiere sino por su calidad, de ahí que sus comidas se basan en comida vegetal, sin conservadores, sin grasa y sin carne, o sólo frutas y alimentos crudos.
“El enfermo de ortorexia centra sus pensamientos en lo que come, llega incluso a invertir hasta tres horas diarias en diseñar su dieta y a la hora de comer, siente rechazo ante la carne, grasas, alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contienen sustancias artificiales”.
Además, manifiesta preocupación incluso por la forma de preparación de la comida y los recipientes en que se cocina; planifica detalladamente los menús y observa la dieta con rigor, sin importar sus efectos.
Para las personas que padecen ortorexia, mientras más estricta sea la dieta se excluyen más alimentos básicos, lo que al paso del tiempo desencadena desnutrición, riesgo de contraer infecciones, falta de energía, estreñimiento, anemia, problemas intestinales, hepáticos o de piel, entre otros.
La ortorexia puede tener otras implicaciones en el entorno social, debido al rechazo que experimentan estas personas por comer acompañadas, ya que el enfermo poco a poco y casi sin darse cuenta, se distancia de amigos y familiares, pues todo su mundo gira en torno a sus estrictas normas alimentarias.
Se considera que este trastorno alimenticio, se manifiesta con mayor frecuencia en las personas que tienen comportamientos obsesivo-compulsivos, y quienes se preocupan con exageración por la perfección y tienen una fe ciega en normas y reglas.
Las mujeres jóvenes suelen ser las más afectadas, y algunas pacientes recuperadas de anorexia nerviosa suelen caer en la ortorexia.
Para prevenir este padecimiento, la jefa jurisdiccional recomienda que lo mejor en aspectos nutricionales, sea la moderación.
Los cambios en la elección de los alimentos que se consumen deben hacerse de forma gradual, de acuerdo a los gustos y el estilo de vida de cada persona.
Y destaca que es importante reconocer que una alimentación sana tiene efectos positivos en la salud, pero esto no significa dejar de disfrutar la vida o afectar las relaciones con los demás.
Cuidado con la ortorexia
La ortorexia es el trastorno alimenticio en que las personas se preocupan obsesivamente por la calidad de los alimentos. Algunos de los criterios para su diagnóstico son:
· Dedicar más de tres horas al día a pensar en una dieta sana.
· Discusiones frecuentes acerca de lo que conviene comer.
· Preocuparse más por la calidad de los alimentos que de disfrutarlos.
· Disminuir la calidad de vida a cambio de la calidad alimenticia.
· Aislamiento social, pues estas personas rehúyen a comer con otras personas.
· Sentimientos de culpa al saltarse sus “leyes” dietéticas y comer algo que consideran prohibido.
· Excesivo consumo de alimentos orgánicos, sin grasa ni conservadores.
FUENTE: Jurisdicción Sanitaria Número Dos