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La que se niega a irse

EL COMENTARIO DE HOY

Para la mayoría de quienes no somos ciudadanos de los Estados Unidos, el nombre de Sarah Palin, quien fuera candidata a la vicepresidencia el año pasado, quizá resulte vagamente familiar, y ya. Recordaremos como entre brumas que John McCain reclutó como su compañera de fórmula a una mujer guapetona, a la que la novatez le salía por los poros, y que resultó célebre por las razones equivocadas: su video de cuando concursó para Miss Alaska (quedó segunda); su fotografía con un alce que había cazado, lo que causó consternación entre los ecologistas; y el hecho de que, en plena campaña, su hija saliera con domingo siete, embarazándose a los 17 años. Por no decir nada de su osada afirmación de que podría ser toda una trucha-marucha en relaciones exteriores, dado que "Rusia se puede ver desde Alaska".

Vista desde este lado, la mujer es una completa nulidad.

Pero entre los republicanos de línea más dura, la señora Palin sigue siendo un referente. Quizá porque McCain no resultó el líder que la derecha esperaba, los más conservadores siguen volteando la vista a la exgobernadora de Alaska. Ah, porque Palin renunció a su cargo, en donde nadie la volvería a pelar durante años, para lanzarse de clavado al más amplio escenario nacional. ¿Su tirada? Volver a ser candidata en 2012... pero ahora a la Presidencia de la República. Lo cual, por supuesto, le da escalofríos a tirios y troyanos. Y es que si los norteamericanos eligieron y reeligieron a un retrasado mental, es perfectamente posible que pongan en la Casa Blanca a una mujer atractiva y de discurso incendiario.

Palin parece haber estructurado muy bien su plan para mantenerse en el candelero durante todo este tiempo. Este año, por ejemplo, sacó anticipadamente su libro de memorias, "Going Rogue" (algo así como "Yéndose por la libre", o "Siendo desafiante"), de manera que el libro estuviera calientito en las librerías para la temporada navideña. Y no sólo eso: en imprenta se hayan tres volúmenes que se refieren a su persona y trayectoria. A ello seguirán las consabidas entrevistas en programas de radio y televisión, y no pocos editoriales tanto a favor como en contra. De esa manera la señora Palin se aseguró que su nombre sea pronunciado durante los próximos seis meses. Y luego, seguro que se le ocurrirá algo más. Nada mal para no tener un presupuesto millonario, un copetote y una gaviota al lado.

Por supuesto, el problema de Palin no sólo es su incapacidad y ego nada justificado. Es que representa valores extremos con los que no comulga la mayoría del pueblo norteamericano. Su mensaje es poderoso para esa pequeña minoría de lunáticos que parece haberse apoderado del Partido Republicano. En ese sentido, quizá sus ambiciones se vean satisfechas de aquí a tres años. Pero, desde aquí y ahora, parecería el suicidio definitivo del Partido de Lincoln. Veremos en qué acaba esta desaforada aventura de la cazadora de alces.

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