“La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas
y países porque la crisis trae
progresos.”
Atribuido a Albert Einstein
Muchos de los analistas que durante años se caracterizaron por su optimismo, por pensar que la economía de Estados Unidos y del mundo desarrollado podía crecer de manera indefinida, por considerar que no había techo para las bolsas de valores después de siete años de ascensos constantes, hoy se cuentan entre los más pesimistas. Nos dicen que las cosas se van a poner peor, mucho peor, antes de que empiecen a mejorar.
Ciertamente la actual recesión puede durar todavía varios meses. Los especialistas coinciden en que el mundo terminará por vivir la peor contracción económica desde la década de 1930. Pero la experiencia nos dice también que incluso las peores crisis terminan alguna vez. Y quizá estamos empezando a ver los primeros signos de que se ha tocado fondo.
Los mercados bursátiles fueron el indicador que señaló originalmente el inicio de la crisis. Del punto máximo que alcanzó el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores, 32,836.12 unidades, el 18 de octubre de 2007, hasta el punto más bajo, de 16,868.66, el 27 de octubre de 2008, la caída fue de 48.6 por ciento. Pero desde este nivel hasta el cierre de 2008, el 31 de diciembre, cuando el IPC registró 22,380.32 unidades, el avance ha sido de 32.7 por ciento. La enorme turbulencia de los mercados, y el pesimismo de los expertos que se equivocaron anteriormente en su optimismo, no han permitido apreciar la fuerza y rapidez de esta recuperación.
Los mercados bursátiles no son la crisis real, por supuesto. La enorme mayoría de las personas no tiene acciones en la bolsa. Pero la historia nos dice que los mercados suelen adelantarse a las caídas y a las recuperaciones. En este caso en particular esto es lógico, ya que en buena medida la crisis que estamos viviendo es producto de la asfixia que sufrieron los mercados financieros.
Estamos entrando al año 2009 con una recesión formal en los Estados Unidos y en varios países de Europa y con el aparente inicio de una contracción económica en México. Pero también lo estamos haciendo con tasas de interés cercanas a cero en la Unión Americana y cada vez más bajas también en Europa. Con estos nulos rendimientos, los inversionistas del mundo no podrán darse el lujo de mantener mucho tiempo su dinero en inversiones demasiado conservadoras, como bonos gubernamentales. Se verán obligados a invertir en acciones y bonos de empresas. Los propios bancos tendrán que reanudar las líneas de crédito que han cerrado al sector privado.
Si bien nadie puede dudar de la severidad de la crisis en el mercado hipotecario, en el cual las instituciones financieras del mundo estuvieron comprando basura durante años, la razón principal del colapso que vimos en los mercados financieros fue el miedo. La quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008 provocó una verdadera corrida en los mercados. Este desplome no sólo afectó a los accionistas y clientes de Lehman sino al mercado en general, ya que Lehman actuaba como intermediario de muchísimas transacciones de otras empresas. Las propias instituciones financieras dejaron de prestarse unas a otras porque no sabían cuáles estaban heridas por el colapso de Lehman y podrían dejar de cubrir sus compromisos.
Hoy, sin embargo, las condiciones son distintas. Para empezar las tasas de interés están a casi cero: su nivel más bajo de la historia. Gracias a las garantías otorgadas por los gobiernos a las instituciones financieras, el miedo está empezando a desaparecer. Los flujos de financiación empiezan a renovarse gradualmente en el mundo. Quizá los prestamistas están siendo más cautos. Pero esto no es malo. Todo lo contrario. Una de las razones por las que vimos un desplome en el sistema financiero es porque los otorgantes de crédito empezaron a comportarse con una laxitud irresponsable. La reanudación del crédito permitirá una recuperación gradual en la economía real.
A veces pienso que hay que ver lo que dicen y escriben los expertos para entender lo que está ocurriendo o va a suceder en la economía. Pero no porque tengan razón sino porque casi siempre se equivocan. El optimismo que los especialistas mostraban en 2007, en vísperas de la crisis, sólo se compara con el pesimismo con el que hoy se expresan. Y hay razones para pensar que en ambas ocasiones han estado equivocados.
CUBA
Este primero de enero cumplió 50 años el régimen castrista en Cuba. Ni Porfirio Díaz en México ni Francisco Franco en España lograron tener regímenes tan prolongados ni pensaron en pasarle el poder, en un proceso monárquico, a algún pariente. Este medio siglo de régimen castrista no habría sido posible sin el bloqueo económico de Estados Unidos, el cual ha afectado el nivel de vida de los cubanos, pero ha fortalecido al Gobierno cubano. El régimen comunista ha tenido éxitos indudables en educación y salud, pero su sistema económico sólo ha podido mantenerse con subsidios, primero de la Unión Soviética y después de Venezuela. Raúl Castro, quien ha reemplazado a Fidel como jefe político del país, parece haber entendido las lecciones de la historia y ha empezado un proceso de liberalización económica que podría significar el inicio del cambio tras medio siglo de un sistema económico inoperante.
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