Hoy no podemos negar que somos productos de la tecnología, y que vivimos y sobrevivimos gracias a ésta.
Como parte de un cuento de ciencia ficción, la sexualidad humana empieza a tomar tintes increíbles. Sobretodo en lo que a la reproducción se refiere.
Hoy no podemos negar que somos productos de la tecnología, y que vivimos y sobrevivimos gracias a ésta. Ejemplo claro lo vemos en las vacunas, que sin ellas la especie humana estaría gravemente mermada por las epidemias.
La longevidad también está ayudada por la medicina, que impide que las gripes y diarreas nos maten, como en la Edad Media.
El siglo pasado dejó consolidados numerosos cambios en ciertos aspectos de la sexualidad sobre los que aún se trabaja como la educación, la información, la tolerancia y la aceptación de ésta como parte importante de la salud humana.
Al infinito y más allá
La tecnología dentro de la sexualidad hoy abarca desde los juguetes sexuales, los métodos anticonceptivos, las técnicas de reproducción asistida, la cura de enfermedades de transmisión sexual, hasta la manera en que la familia es concebida el día de hoy.
Se cree que en las próximas décadas serán comunes las parejas formadas por heterosexuales como por homosexuales y, en ambos casos, para la procreación estarán al alcance técnicas que resolverán el problema de la infertilidad. Por ejemplo, la inseminación artificial, así como engendrar bebés de probeta, son prácticas comunes en todo el mundo. Los bancos de semen y de óvulos son una realidad cotidiana. El congelamiento de embriones humanos para ser gestados años después también se da en nuestro país.
Con reservas
Aún polémico y falto de regulación legal está el caso de las “madres de alquiler”, en el cual una mujer presta su útero para desarrollar al feto, bebé que le ha sido inseminado con el óvulo y esperma de los padres biológicos, pero que por alguna razón no pueden gestarlo. También está el caso de los testículos de alquiler, cuando hombres de ciudades industrializadas tiene problemas de calidad y cantidad de espermatozoides. Esta técnica consiste en incubar el esperma de un hombre en el testículo de otro, se cree que el varón del futuro podrá recibir testículos de otros mamíferos para incubar sus propios espermatozoides.
Por supuesto que también hace fila la clonación.
Y la familia
Hoy, la familia nuclear no es la única que existe, es decir, la que tradicionalmente se integra de ambos padres heterosexuales y los hijos. Ahora, muchas familias son monoparentales, en ella sólo existe uno de los dos padres, casi en 80% de éstas aparece la madre.
También hay familias conformadas únicamente por abuelos y nietos o bien, por algún pariente cercano como un tío o tía y el sobrino. Estos últimos esquemas responden a necesidades como la migración a otros países, el abandono o hasta el fallecimiento de los padres biológicos.
