Algo se está gestando al interior del partido en el Gobierno, que por el momento no se alcanza a definir si es un simple calambre o se trata de algo más serio. No se sabe bien a bien si es una rebelión o una insubordinación, Aunque a lo mejor se trata de un levantamiento o a lo mejor de una sedición. Es quizá un cuartelazo, una insurrección o un alzamiento. O un simple alboroto o disturbio. Aunque podría estarse hablando de una simple conspiración. ¿Están faltando a una obediencia debida al que ejerce el Poder Ejecutivo, con el ánimo abierto de enmendarle la plana? ¿Se darán cuenta que están quebrantando una ley no escrita que pone al residente de Los Pinos como el árbitro indiscutible dentro del partido político que lo engendró? O están convencidos de que es un miembro más en el partido. Con esto ponen en duda en si es o no conveniente que el Presidente en turno asuma el mando de su instituto político siendo, piensan los alebrestados, que es más beneficioso para el país que cada cual marche por su lado, conservando una sana distancia. Los senadores Santiago Creel, Ricardo García Cervantes y Humberto Aguilar Coronado, junto a los diputados Javier Corral y Gerardo Priego, acompañados del ex dirigente Manuel Espino, manifiestan su descontento por que consideran que el proceso de elección del nuevo dirigente será una mascarada. Desde luego piden suspender la elección para presidente del PAN, hasta que se realice un debate y una reflexión a fondo sobre los resultados electorales.
No es un brote que vaya dirigido a derrocar al actual Gobierno. A menos que contaran con el auxilio de una fuerza mayor a la que cada 16 de septiembre muestra el Gobierno constituido. Por eso se piensa que es apenas una tímida expresión de inconformidad de un grupo al que habrá quienes vinculan con el ex presidente Vicente Fox Quesada, del que hasta ahora sabemos emprende grandes empresas, pero ninguna de esta envergadura. Puede ser que vea con simpatía a los revoltosos blanquiazules, pero no es de creerse que se involucre en algo que no le traería más que dolores de cabeza. Eso lo sabe bien el recién casado que ha adquirido responsabilidades entre las cuales se encuentra la de cuidar sus intereses y los de su consorte al igual que los de sus entenados. Aunque con Fox nunca se sabe. En la actualidad se encuentra dedicado a transformar la hacienda San Cristóbal en hostal, parador o ventorro, que se encuentra anexa al Centro Fox, obra cumbre de su parafernalia.
En una observación que, se dice, no le cree ni la más anciana de su casa, César Nava asegura no ser candidato del Presidente, indicando que la decisión está en manos de 370 consejeros nacionales, con los que planea reunirse de inmediato o antes si es posible. En este asunto, el actual senador Gustavo Madero, asevera que no hay dados cargados para que sea electo el ex secretario particular del Ejecutivo como próximo dirigente del PAN, lo que hay son consejeros que libremente votarán el próximo día 8 de agosto por . . . César Nava. En ese contexto podemos sin temor a equivocarnos que hay un deseo de empañar lo que debería ser transparente. No es necesario consultar el Oráculo de Delfos para saber quién está detrás del joven panista aspirante a presidir el partido que fundó Manuel Gómez Morín. Lo lamentable es darse cuenta de que quienes protestan por el método escogido por el gobernante en turno no se han distinguido por ser químicamente puros teniendo cada uno de ellos razones para alzar la voz, que tienden, no a una búsqueda democrática al interior de su partido, sino a un aprovechamiento de las circunstancias que merman el poder de quien suele disponer el orden de las cosas, creando una algarada en que los jinetes acosarán al jefe provocándolo con voces, ruidos o ademanes amenazadores, rechazándole una imposición en la elección del nuevo dirigente panista.
Los rostros muy serios. La nerviosidad evidente, pues saben que se están metiendo entre las patas de los caballos. Saben que un Presidente de la República, por débil que parezca, tiene la fuerza suficiente, que le da su investidura, para captar criterios que le sean favorables. Después de todo tiene el apoyo de la élite empresarial, que lo defenderá a capa y espada, que ni los necesita para reprimir a estos tunantes. En esto se están utilizando a voceros autorizados como es el caso de Rogelio Carvajal, secretario general de ese partido político, quien dijo que por disposición del Consejo Nacional del PAN, máxima autoridad dentro del blanquiazul, se elegirá al presidente nacional el 8 de agosto, ni un día más ni un día menos. El proceso, dijo, no se detiene, está en marcha. Sólo le faltó decirle a sus correligionarios: basta ya de sandeces. En fin habrá que esperar para ver si no crece la inconformidad por los resultados tan magros de la pasada elección federal.