Si un pequeño con disfemia, es decir, tartamudo, recibe atención oportuna, puede superar hasta un 90 por ciento sus problemas en el habla, dicción, pronunciación y control de estrés, por lo tanto el Seguro Social exhorta a los padres de familia a llevar a sus hijos con un especialista.
Ricardo Hidalgo, psiquiatra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que este trastorno del habla afecta el flujo de las palabras con repeticiones de los sonidos o con espacios prolongados y se puede considerar normal hasta los seis años.
Sin embargo, el especialista señaló que si después de dicha edad persisten las dificultades en el lenguaje, que puede acompañarse de tics y movimientos con las manos, es recomendable acudir con el médico pediatra o psicólogo para que revisen el caso.
La herencia constituye un factor para presentar disfemia, aunque no determinante, porque si en la rama familiar alguien tiene o tuvo tartamudez, es probable que el pequeño la padezca, dijo el doctor, quien agregó que otra causa puede ser de origen cerebral, es decir, por falta de coordinación en la emisión-recepción de lo que se quiere expresar.