Seguramente el amable lector ya habrá sufrido lo que se conoce como el Síndrome de Obsolescencia Tecnológica Aguda y Fulminante. Ello ocurre cuando un aparato que nos costó las perlas de la virgen, por el que suspiramos durante muchas quincenas, y que todavía nos sigue dando un buen servicio, resulta inútil de la noche a la mañana porque aparece una tecnología supuestamente superior, que vuelve a nuestra preciada posesión punto menos que pieza de museo.
A los que ya peinamos canas (si es que tenemos algo que peinar) ello nos ha venido ocurriendo con insufrible frecuencia: primero tuvimos que deshacernos de nuestros cartuchos de ocho-tracks, porque dejaron de fabricarse a favor de lo que se suponía era una tecnología mejor y llegada para quedarse: el caset. Luego éste se convirtió en el equivalente musical del triceratops: muy mono, pero extinto. Los discos de vinilo que con tanto cuidado coleccionamos de repente se quedaron mudos, porque las agujas de los tocadiscos sencillamente dejaron de venderse. Ahora ya ni tocadiscos producen, según parece. ¿Y qué me dicen de las películas en Beta? Ésas siguieron el camino de los dinosaurios por la supuestamente superior tecnología de la VHS
No quiero sonar chillón, pero la verdad es que da coraje
A tan nefasto síndrome habrán de enfrentarse dentro de poco algo así como el 15% de los televidentes norteamericanos. Porque desde hoy, casi todas las estaciones de TV de Estados Unidos van a pasar del formato analógico al digital.
Si se nos permite la (inexacta) analogía, sería como si mi tele pudiera sintonizar sólo AM, y todas las estaciones transmitieran en FM. Algo así. El caso es que la medida afecta a la gente con aparatos receptores muy viejos, y que no se pusieron truchas para aprovechar unos vales mediante los cuales podían adquirir adaptadores para captar la señal digital.
Aunque en el caso de algunos, por ganas no quedó. El problema es que el programa de los vales para adaptador parece diseñado por el equipo de Vicente Fox: tardío, tibio e inoperante. De manera tal que hay millones de hogares que no tienen adaptador ni han comprado una tele nueva que les permite recibir la señal digital.
Por supuesto, uno podría pensar que la abstención de ver televisión le vendría bien a una civilización notoriamente idiotizada por ese medio de comunicación. Pero mucha gente, sobre todo en zonas pobres y rurales (donde las TV's viejas son la norma) recibe las alertas de ciclones, huracanes y tornados por medio de esos aparatos. Y si ya no tienen señal, ¿cómo podrán enterarse que se les viene un desastre encima? Bueno, yo tengo dos respuestas: primera: cómprense una radio y comprueben que no es necesario ver las cosas para entenderlas. Más bien al revés. Y segunda: para como funciona el gobierno de Estados Unidos en caso de desastre (remember Katrina?), para maldita la cosa que les sirve el ser advertidos.