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La torpeza

GILBERTO SERNA

Esto está que arde, con tal fuerza que amenaza con provocar un incendio en el país. Desde un principio se vio que, quienes se oponen a que Manuel Zelaya siga gobernando en Honduras, no saben cómo resolver el problema que les representa el atolladero en el que se han metido. Todo parece indicar que los golpistas creyeron que con sacarlo de territorio hondureño, apoderándose de la sede de Gobierno, era suficiente. Se dijeron no lo dejaremos que vuelva a entrar al país, le advertimos que si vuelve será de inmediato encarcelado. Desde entonces, varias veces atravesó la frontera de su país, pero supo aguantar sus ganas de irse hasta Tegucigalpa, quedándose en la orilla. En tanto había un repudio generalizado contra lo que se consideró ni más ni menos que un Golpe de Estado. Ahora está en la capital. Lo cual demuestra que el Gobierno de facto no tiene el colmillo que se requiere para impedir se les colara por entre las fuerzas militares el grandulón del sombrerote en la embajada brasileña.

¿Cómo logró llegar a la sede diplomática? El corpachón del Presidente en el exilio hubiera delatado su presencia. De seguro se desechó la posibilidad de introducirlo en la valija diplomática pues se hubiera necesitado de menos una del tamaño de un ropero de tres lunas. ¿Subirse en la cajuela de un auto?, ¿cabría?, ¿cerraría la tapa? ¿Las aplastadas llantas traseras del vehículo lo descubrirían?, o necesitaría un tráiler capaz de soportar su peso, o bien, ¿Tomaría la pastilla chiquitolina, que en los programas del Chapulín Colorado le permitían colarse por la hendidura de debajo de las puertas, al reducir su estatura? En tal caso ¿cómo introduciría su Stetson, cinco equis, por que podría no probar bocado, pero ¿sus botas y su sombrero?, al igual que "el orgullo de San Cristóbal", no los dejaría por nada del mundo. Es más el Gobierno golpista, si hubiera reparado en ello. hubiera retenido esos atuendos y era hora en que estaría inmovilizado suplicando que se quedaran con la Presidencia, pero que le regresaran los íconos de su personalidad. A esos golpistas de pacotilla les falta cerebro, para que es más que la verdad. Se habla ahora de una incursión violenta. Se dice que Micheletti quiere capturar y asesinar a su acérrimo rival.

Lo que ha pasado en el edificio de la embajada no tiene desperdicio para saber de qué están hechos los zopencos que cobran en la nómina del Gobierno de Micheletti. Los golpistas viendo que dentro estaba Zelaya se les hizo de lo más sencillo interrumpir el agua corriente, la electricidad, la comida y las comunicaciones sin pararse a pensar que estaban afectando a toda una legación brasileña. No son más brutos los golpistas porque no les han dado oportunidad, pero la intimidación que pretendía rompe de lleno con todo el andamiaje que los países soberanos han elaborado considerando que las embajadas, conforme al derecho internacional, son consideradas territorio del país que representan por lo que se les debe respeto y protección; la embajada es suelo diplomático, un aceptado principio universal de la Ley internacional, habiendo, en este asunto, una clara violación a las reglas de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas.

Al impedir los golpistas el ingreso a Honduras de 3 funcionarios de la OEA, suspendiendo al unísono las garantías constitucionales, además de suprimir las libertades de circulación, de expresión y de reunión, decretando un toque de queda, está provocando que se le considere una pesadilla, peor aun que la encabezada por Hugo Chávez, que ya es mucho decir.

En el mayor de los atrevimientos, el canciller Carlos López del Gobierno de facto le da un ultimátum al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para que en diez días defina la situación en que se encuentra Zelaya, que en caso contrario amenaza con intervenir la misión diplomática para capturar al escurridizo Presidente.

Por lo pronto cerró dos medios de comunicación en Tegucigalpa afines al derrocado Presidente, el canal 36 de televisión y radio Globo. Ahora mismo acaba de prohibir que la bandera de México aparezca ondeando en la Embajada mexicana, así como mandó quitar de la fachada el escudo que se caracteriza por tener al águila devorando la serpiente.

En fin, cada día que pasa, esto huele más a pólvora. ¿Pues, en qué estará pensando?

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