Un festejo de locura tuvieron los jugadores y aficionados santistas. (Ramón Sotomayor C.)
Joel Flores Maltos
Al puro estilo de los Guerreros, Santos Laguna conquistó anoche su pase a las semifinales de la Liga de Campeones de Concacaf, al vencer 5-2 (5-4 global) al Impact de Montreal, y lo que parecía ser una gran tragedia deportiva en el Corona, terminó por ser una gran fiesta para los aficionados que vivieron de forma intensa cada minuto del encuentro, pasando del gusto, al coraje y de la desesperación al relajo total.
La escuadra albiverde hizo recordar a la afición sus grandes triunfos, aquellos conseguidos en el último suspiro de los partidos, esos que por el sufrimiento en la cancha, finalmente representan una mayor satisfacción y motivo de júbilo.
La oncena de Daniel Guzmán inició el partido con la misión de ganar por tres goles, pero nunca se imaginó que tuviera que enfrentar condiciones aún más adversas en la cancha y el final que le deparaba el duelo de anoche.
A los 15 minutos de iniciado el duelo Cristian Benítez acercó la meta, al anotar el 1-0 para los locales y con ello provocar la primera algarabía en la tribuna, que hasta ese momento había presenciado un duelo un tanto aburrido y lleno de imprecisiones.
El gol inyectó mayor fuerza a la tribuna y equipo, aunque la delantera santista no lograba cuajar las opciones, varias de ellas claras y el Impact se encargó de enfriar y casi congelar los ánimos con los goles de Roberto Brown y Eduardo Sebrango.
Bajo estas condiciones, la meta para los albiverdes se antojaba algo más que imposible, ya que ahora eran cuatro goles y no tres como al arranque del duelo, además de tener 37 minutos menos en el reloj.
La desesperación impactó a las tribunas y al término del primer tiempo, Oswaldo Sánchez, ya en la banca, se enganchó con los insultos de un aficionado y reclamó fuerte su actitud, mientras un integrante del cuerpo técnico encaró al aficionado y recibió en pleno rostro un baño de cerveza. La escuadra local se encaminó al vestidor en medio de una sonora rechifla y fuertes abucheos. Con el descanso los ánimos se calmaron y ya con la cabeza fría, el público recibió a su equipo con aplausos y gritos de aliento, consiente de que estaban dadas las condiciones para reaccionar.
Con mucho, Santos Laguna dio el segundo tiempo más emotivo de mucho tiempo y fueron Matías Vuoso y Carlos Darwin Quintero los encargados de darle la vuelta al marcador. Matías a los minutos 53 y 74 y Darwin Quintero al 92 y 94, justo a unos segundos del silbatazo final.
El Corona convirtió en un auténtico manicomio, mientras en la cancha los Guerreros se abrazaban y varios canadienses lloraban la derrota tirados en el pasto, a la vez que eran consolados por sus propios rivales, en un gesto digno de reconocer, al mostrar los santistas humildad en la victoria.