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La Universidad para el Siglo XXI

ROLANDO CRUZ GARCÍA

Los anhelos de una universidad actual, con calidad, contemporánea y pertinente, que responda a los retos y los desafíos que nos impone el nuevo milenio; es una preocupación que compartimos todos, especialmente en estos tiempos de crisis laboral y de falta de oportunidades para los miles de egresados que no encuentran una adecuada inserción en el mundo productivo.

Para lograrla es necesario influir cualitativamente en su transformación; los desafíos de la universidad en este siglo van desde la globalización y su impacto, hasta el rediseño curricular por competencias.

El presente artículo viene a la reflexión por la oportunidad que tuve de presentar el libro "La Universidad del Siglo XXI" del Dr. Carlos Tünnermann Bernheim, dentro de las ediciones que la Universidad Juárez del Estado de Durango, elabora para beneficio de toda la comunidad universitaria.

Voy a tratar de compartir con todos ustedes una breve reseña del libro, más como una invitación a leerlo que como una descripción del mismo. La postura del autor respecto a los retos y las exigencias que nos impone la sociedad contemporánea, es de una clara congruencia con su valor humano, sobre todo respecto a los dos fenómenos que más inciden en el desempeño de la universidad: la globalización y la emergencia de las sociedades del conocimiento.

La globalización vigente es la neoliberal; que si bien no se limita al aspecto puramente económico y es un proceso pluridimensional, es la perspectiva económica la que arrastra a todas las demás y se caracteriza por ser asimétrica (todos estaremos de acuerdo en que lo verdaderamente globalizado es la pobreza), que ha conducido a una creciente desigualdad entre las naciones y al interior de ellas: "La construcción de una sociedad mundial, basada en la dignidad de los seres humanos, requeriría un compromiso con valores como la solidaridad, que brilla por su ausencia en el decálogo neoliberal". (C. Tünnermann B. 2009).

Ante esta problemática, que desafía la inteligencia, creatividad y responsabilidad de la nación humana, surge el primer gran desafío que la universidad del siglo XXI debe enfrentar: asumir críticamente la globalización, hacerla objeto de sus reflexiones e investigaciones y lo fundamental en los currículas de todas las universidades del mundo: introducir el estudio de la problemática de la globalización, como un eje transversal en todos los programas que ofrezcan.

Es esta perspectiva humana la que vale la pena resaltar, el asegurar que debemos retar a la imaginación, replantearnos objetivos, misión y funciones de las Instituciones de Educación Superior (IES); que estemos a la altura de las circunstancias que el nuevo milenio nos plantea, con una educación impregnada de valores e inspirada en la promoción de los mismos.

El segundo fenómeno que se considera como fundamental, proviene del conocimiento contemporáneo y del papel central que adquiere la información y el conocimiento en los procesos productivos, al grado de calificarse como la sociedad de la información o del conocimiento y menciona el autor: ojalá algún día pudiéramos llamarla "la sociedad de la sabiduría" o "la sociedad del aprendizaje permanente". Y es que somos testigos del nuevo paradigma económico-productivo, en donde el factor más importante no es la disponibilidad de capital, mano de obra, materias primas o energía, sino el uso intensivo de la información y el conocimiento; conocimiento que tiene un crecimiento acelerado, una mayor complejidad y una rápida tendencia a la obsolescencia.

Para el año 2020, el conocimiento de base disciplinaria se duplicará cada 73 días, ahora lo hace cada 5 años. El autor nos asegura que lo preocupante no es que se duplique a esa velocidad, sino que la globalización del conocimiento se encuentra en un proceso de corporativización, la creación de un nuevo ethos académico en donde el control de los resultados de la investigación lo van a tener las empresas o las universidades privadas (a las que casi nadie tiene acceso en México).

Lo que tenemos que resguardar, es la Educación Superior como bien público y el conocimiento generado en ella como un bien social al servicio de la humanidad.

Respecto a las innovaciones educativas necesarias para enfrentar estos enormes retos está: el reto cuantitativo, que significa atender a una matrícula en constante crecimiento, sin sacrificar la calidad (sobre todo, vía el uso de las tecnologías de la información). El equilibrio entre docencia, investigación y servicio. Calidad y pertinencia, así como el perfeccionar la administración en educación superior.

Otras innovaciones necesarias son: la cultura informática, la generación del conocimiento, la educación permanente, el aprender a aprender, pero también a desaprender, el acento en los procesos de aprendizaje (más que de la enseñanza), el nuevo rol del docente hacia la construcción de aprendizajes significativos, la flexibilidad curricular, la redefinición de competencias genéricas y específicas para cada profesión, una mayor flexibilidad en las estructuras académicas y la generalización del sistema de créditos.

Respecto a la administración de las universidades, será necesaria una estrecha interrelación entre sus funciones sustantivas, la reingeniería institucional y la gestión estratégica, la autonomía universitaria responsable y con rendición social de cuentas, los procesos de vinculación y el fortalecimiento de la internacionalización.

Podemos observar que muchas universidades en la actualidad no reúnen muchos de los indicadores mencionados, por lo que, o se transforman a la luz de estas adecuaciones, o dejarán de ser pertinentes para este siglo.

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