Fernando Olivas Jurado, delegado de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila (PGJEC), atiende a Victoria Chavira Rodríguez, hermana de Magdalena Chavira, mujer que no recibió la debida atención médica y legal en Torreón y que falleció el pasado seis de enero.
Familiares de Magdalena Chavira Rodríguez, de 50 años, quien fue encontrada sin vida en unas parcelas del ejido Rancho Alegre el pasado 6 de enero, exigen que se investigue y castigue a los responsables de la muerte de la mujer procedente de Ciudad Juárez, Chihuahua, que tenía un trastorno bipolar controlado y que no recibió la atención médica y legal adecuada en Torreón.
Personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila (PGJEC), la Cruz Roja, la Policía serán citados a declarar en torno al fallecimiento de Magdalena, ya que estas instituciones tuvieron conocimiento y contacto con la mujer tres días antes de que apareciera sin vida, en un caso que inicialmente el Ministerio Público manejó como una muerte natural. Fernando Olivas Jurado, delegado de la PGJEC informó que a la par de la investigación de la muerte, que podría derivar en un homicidio doloso, culposo o una muerte natural, se hará una investigación administrativa por instrucción del procurador Jesús Torres Charles, con el fin de conocer si hubo o no alguna negligencia u omisión en la actuación de los servidores públicos.
Para la familia de Magdalena, quien tiene hermanos en Ciudad Juárez y en Gómez Palacio, es claro que “la Procuraduría desconocía los detalles de la muerte de Magdalena. No sabían los antecedentes del caso, por eso exigimos que se vuelva hacer otra investigación”, dice una hermana de la finada.
La familia interpuso denuncia penal por la desaparición de Magdalena en la Procuraduría de Torreón a las 14:00 horas del 8 de enero. Fue hasta 26 horas después que en la institución se dieron cuenta que tenían una persona fallecida, no identificada con las mismas características que Magdalena.
La hija mayor de Magdalena recibió todo el apoyo de su familia y sacaba fuerzas para mitigar el dolor y seguir adelante con las investigaciones del caso. La joven pidió que públicamente se aclarara que su madre no consumía drogas y respecto al señalamiento del certificado del médico legista que afirmaba tal conducta, el delegado Olivas indicó que se analizará la posibilidad de que la mujer fuera intoxicada por un suministro inadecuado de medicamentos para tratar de controlar a la mujer.
LA HISTORIA
Magdalena salió de su casa el 31 de diciembre de 2008 con destino a Chihuahua a las 10:00 de la mañana. La mujer, amante y maestra de música llegó a casa de una amiga.
Al día siguiente se retiró y fue hasta el 3 de enero que vecinos de la colonia Zaragoza Sur, la localizaron golpeada y semidesnuda, por lo que avisaron a la Cruz Roja.
En Cruz Roja la atendieron en la mañana y según la familia, “un doctor con dos dedos de frente se pudo dar cuenta que se trataba de un caso de trastorno mental que requería un medicamento para sedarla y canalizarla a otra institución”.
Para la familia es desconcertante que ninguna autoridad atendiera el dicho de Magdalena, quien desde la mañana del sábado cuando dijo que había sido víctima de un abuso sexual y estaba privada de su libertad, repetía el número de teléfono de su familia en Chihuahua y nadie intentó comunicarse.
La noche del sábado se “escapó” de Cruz Roja y deambuló por el bulevar Revolución desnuda. Agentes de Seguridad Pública la interceptaron y canalizaron a un centro de atención de Corregidora y Calle 18, donde amaneció el domingo 4 de enero, pero por la tarde se “escapó” del lugar.
La última vez que testigos vieron a Magdalena fue la noche del domingo afuera de la tienda Oxxo, frente a la Cruz Roja en Hidalgo y Cuauhtémoc. Fuentes no confirmadas señalan que posiblemente, como es una costumbre no oficial, patrulleros se llevaron a Magdalena a las afueras de la ciudad, para que no alterara el orden en la zona Centro. Esta hipótesis va a ser agotada por la Procuraduría, ya que Magdalena fue localizada a 20 kilómetros de la Cruz Roja sin marcas de haber caminado descalza esa distancia.
La familia Chavira Rodríguez demanda otro estudio forense al cadáver por un experto distinto a la Procuraduría para que determine si existen huellas de violencia física, de violencia sexual y determinar con certeza la causa de la muerte.
Que se investigue cómo llegó Magdalena al punto donde apareció sin vida. Que se demuestre que no es un homicidio de género. Que se investigue la denuncia de secuestro y violencia sexual que manifestó Magdalena 3 de enero, así como los actos de negligencia de Cruz Roja y la Procuraduría, además de que se finquen las responsabilidades que marque la Ley.
“La vida de mi hermana no va a regresar, pero este caso se tiene que esclarecer para que su muerte no sea en balde y que personas que sufren de trastornos mentales sean atendidas dignamente y que no exista impunidad”, dice una de las voceras de la familia.