Existen personas que no tienen ninguna creencia y, particularmente, no tienen amor por la Virgen de Guadalupe. Inclusive utilizan comentarios y frases mordaces sobre su autenticidad; pero lo que no pueden negar, o dejar de percatarse, es el imán tan poderoso que tiene sobre el mexicano, algo que no se puede explicar ni con la fe, ni con teorías antropológicas, ni con teorías psicológicas o neurológicas.
Existen situaciones de enfermedades mentales que llevan a los pacientes a tener ideas delirantes místicas, pero no hay que confundir con el natural apego y cariño por la Virgen de Guadalupe. Puede alegarse que no tiene chiste porque es aprendido, que se les ha inculcado desde siempre, que toda la vida se les ha dicho, enseñado, mostrado, etc., pero lo mismo ha sucedido con otras conductas o situaciones y cuando los hijos crecen "si te vi, ni me acuerdo". El fervor Guadalupano, además, es hermoso. Aquéllos que no lo tienen, permítanme comunicarles mi más sentido pésame, porque se están perdiendo de disfrutar el misticismo que da el creer en algo saturado de amor, como es la creencia en la Virgen de Guadalupe, la Lupita, como le dicen miles y miles de hombres y mujeres, sí... leyeron bien... de hombres, porque esto es lo más extraordinario, casi es tan poderoso este fervor para ellos como lo es el futbol. Inclusive son ellos los que ahorran, o consiguen apoyo económico todo el año, para hacer la famosa "reliquia".
No creo que exista alguna persona que le haya encomendado alguna petición a la Morenita que no se la haya cumplido. Si quieren, por coincidencia, porque se pide mucho y algo se debe de obtener, o por lo que ustedes gusten y manden, pero les aseguro que esas personas se han sentido descansadas, que se les ha quitado un peso de encima, que se sienten protegidas, amparadas.