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La voz de la historia

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

El referéndum efectuado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, plantea la necesidad de hacer una serie de consideraciones que obligadamente habrán de pesar en el futuro de ese país hermano.

Sin atender al resultado de la votación que abrió a Chávez la posibilidad de perpetuarse en el poder, es evidente que se trata de una medida antidemocrática y populista, gracias a la cual éste quiere pasar de presidente a dictador de ese país.

Lo anterior es así, porque es bien sabido que todo ejercicio de poder prolongado irremediablemente se corrompe, aunque Chávez ya estaba desde hacía tiempo en olor a corrupción por la forma en que se ha comportado.

Por eso consideramos, que además de saber cantar (y mal) el "Cielito Lindo", Chávez debería escuchar la voz de la historia de México, de manera particular, en la etapa del porfiriato, pues así como don Porfirio anunció su retiro y no lo cumplió, Chávez hace ahora lo propio a sabiendas de que su deseo es nunca retirarse del poder.

Quiere emular a su "hermano" Fidel Castro y que en Venezuela impere un Gobierno socialista pero de corte presuntamente democrático.

Desde el primer intento, Chávez, preparó el terreno para lograr su propósito, al aceptar "sumisamente", el resultado que no le fue favorable entonces, con la finalidad de que en el segundo, si le resultaba favorable, sus adversarios tuvieran ahora que aceptar éste como él aceptó aquél.

Pero las cosas no quedarán como están, pues aunque logró su propósito, la diferencia fue pequeña y es posible que la Oposición tienda a crecer, conforme pase el tiempo, pues el año 2019 está muy lejano, como para suponer que esa mayoría se mantendrá intacta.

Al margen de eso, los gringos pondrán especial atención a lo que suceda en Venezuela, pues Chávez ha declarado la "guerra" a los yanquis, sentimiento que comparten muchos países de América Latina, pero en voz baja. Sólo falta ver si Obama se concreta a aplicar la política Jefferson y acepta a Chávez, por estimar que cuenta con el apoyo mayoritario de la población, sin ponerse a considerar cómo se hizo del poder.

"Yo me consagro al servicio de la patria", sentenció Chávez en su discurso triunfal, siguiendo, según dijo, las enseñanzas de su madre, pero a la Patria se le sirve con honestidad y no vulnerando principios elementales de la democracia, que si bien no es el mejor sistema, es el menos malo que tenemos.

La historia siempre es una gran maestra, pero son pocos los que escuchan su voz y no lo hacen porque a veces no les conviene hacerlo, como es el caso.

Ningún pueblo soporta vivir bajo la dirección de una misma mano, durante muchos años, a menos que se utilicen métodos de opresión que lo obliguen a postrarse.

Pero, en cuanto soplan con cierta fuerza vientos de libertad, el pueblo tiende a liberarse, aun a costa de su propia vida. Recuérdese la frase conocida: Más vale morir de pie que vivir de rodillas.

Chávez ha abierto su propia tumba al buscar perpetuarse en el poder, que por esencia debe ser renovado periódicamente. Ese es el sentido de una república democrática.

Sólo sobre las puntas de las bayonetas, se puede sostener un régimen antidemocrático, pero no nada más sobre el pretendido querer de un pueblo.

Ni siquiera vale argumentar que "La voz del pueblo es la voz de Dios", porque los latinos también acuñaron la frase contraria: "La voz del pueblo es la voz del diablo". Y Chávez está ahora escuchando esa voz que le dice: "Tú puedes quedarte, la ley te lo permite".

Unos cuantos meses le bastaron a Madero para derrocar a Díaz. Y ante la traición de Huerta y su ascensión al poder con visos de legalidad constitucional, se alzó Carranza y acabó con sus sueños de grandeza.

La historia no miente, cuando se escribe con verdad y nos da lecciones que debemos atender si no queremos incurrir en idénticas equivocaciones.

Hoy Chávez duerme tranquilo pensando que el poder será suyo por muchos años. Pero ese sueño se verá abruptamente interrumpido, cuando escuche, como en Versalles, la escuchó Luis XVI, la voz del pueblo reclamando justicia.

Por lo demás, "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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