La meticulosa diseñadora Carolina Herrera, elige la prenda que mejor porte y destaque en cada modelo.
El desfile de Carolina Herrera es uno de los más esperados, representativos e influyentes de la Semana de la Moda de Nueva York. Aunque se prepara con meses de anticipación, las últimas 48 horas son decisivas para que el show tenga el esplendor y la vistosidad a los que nos tiene acostumbrados la reconocida diseñadora venezolana.
¿Cómo se eligen las modelos?, ¿cómo se determina el maquillaje y peinado que llevarán?, ¿cuáles prendas se eliminarán en el último momento?, ¿qué ajustes se necesitan para que se vean maravillosos sobre la pasarela?
De la lista de invitados ¿quiénes se sentarán en primera fila? Éstos y otros importantes detalles se ajustan dos días antes de la corrida en la pasarela.
Carolina es perfeccionista y meticulosa. De acuerdo con su filosofía, todo "podría haberse hecho mejor", por ello, esas últimas horas son fundamentales y la exigente creativa ha accedido a compartirlas con EL UNIVERSAL.
Generalmente, las colecciones de la diseñadora se integran por más de 150 piezas, de las cuales, sólo alrededor de 40 prendas son elegidas para mostrarse en la esperada pasarela.
Al desfile lo preceden varios meses de trabajo entre elección de tejidos, cortes, patrones, cartas de colores, campañas, castings de modelos, miles de llamadas de teléfono e invitaciones.
Una vez que se tienen preseleccionadas todas las piezas, se llevan al showroom y ahí se realiza el fitting, que es la prueba en la que se ajustan las prendas a las medidas de las modelos y se incorporan o eliminan accesorios.
36 HORAS ANTES
Es tiempo del styling edition, es decir, Carolina y su equipo eligen el orden de salida de cada modelo y de cada vestido. Es un momento crucial, pues hay que determinar qué prenda abrirá y cerrará el desfile, pues ellas son las que transmiten el mensaje que la marca quiere.
La diseñadora no usa a la modelo más famosa para estos dos momentos, sino a la que se ve mejor con la prenda.
En el walking the look la diseñadora y su equipo repasan y analizan cada prenda por sí sola, ya no sobre un perchero, sino en el cuerpo de las modelos. Algunos diseños pueden ser sustituidos o simplemente desechados.
También es tiempo de cortar, añadir, cambiar un cuello, coser un broche o un cinturón, hasta llegar al look deseado.
Sin duda, no hay que perder tiempo. La búsqueda de la perfección que la modista tiene por cada uno de sus trabajos es bastante reconocida. Una vez que el equipo de diseño y la directora de estilismo presentan algunas sugerencias tras esta prueba, es la propia Carolina quien tiene la última palabra.
LA LLEGADA AL "BACKSTAGE" Carolina Herrera gusta de llegar temprano al Hotel Bryant Park, el lugar donde se lleva a cabo su desfile. Empiezan las reuniones de última hora y se atienden los imprevistos que son tan habituales que los integrantes de su equipo están perfectamente entrenados para afrontarlos con toda eficiencia.
La colección está sobre los percheros. Cada vestido está perfectamente clasificado y guardado cuidadosamente.
Aunque ya se han asignado los lugares de primera fila a los invitados especiales, se repasa nuevamente, porque es muy delicado el tema del acomodo de las celebridades y de los invitados de los medios de comunicación.
MAQUILLAJE Y PEINADO Tan importantes son las prendas como el maquillaje y peinado de cada una de las modelos, porque es parte de la imagen global de la pasarela.
Dos de los personajes más relevantes de la industria cosmética trabajan en este evento bajo su supervisión: la maquillista Diane Kendall y el peluquero de origen cubano, Orlando Pita.
A TODO VAPOR La cuenta atrás está en marcha. Faltan apenas un par de horas para que se abran las puertas a los invitados.
La música comienza a escucharse y se realiza un ensayo de desfile casi real, pero sin maquillaje, ni peluquería.
A veces la complicación de un accesorio o un par de zapatos en las salidas de las modelos puede determinar que se altere el orden establecido de una prenda. Para Carolina es un asunto prioritario que ninguno de sus desfile supere los 12 minutos de duración, pues de lo contrario resultaría aburrido.
30 MINUTOS ANTES Las puertas ya se han abierto, falta apenas media hora para que empiece el esperado desfile. La prensa comienza a ocupar sus respectivos asientos, los compradores se distribuyen, las estrellas posan para los medios.
Mientras tanto, en el backstage, un mensaje de tranquilidad es básico para que todo fluya. Carolina Herrera se reúne con su equipo y les transmite ilusión y calma. Ella, confiesa, siempre está nerviosísima, pero intenta mostrar una imagen muy relajada.
Los expertos Orlando Pita y Diane Kendall, por su parte, rematan color y peinados. La música está a punto de arrancar y las luces avisan que el desfile comenzará en unos instantes. Doce minutos después, todo ha terminado. El equipo se siente agotado, pero todos se encuentran satisfechos del trabajo realizado y el resultado obtenido. Carolina Herrera sale a la pasarela para el agradecimiento final. Como es característico en ella, no hay paseos, besos volados, ni grandes sonrisas.
Tras bambalinas, un hervidero de personas, entre camarógrafos, periodistas, editores influyentes, publicistas, fotógrafos se saludan, toman video y fotografías y comentan el desfile. La diseñadora los saluda a todos y trata de atender a cada uno por igual.