Mauricio Fernández entre más habla más se hunde, pues lo que rige sus declaraciones son la incoherencia, la confusión y las contradicciones. Después de una semana de intervenciones y declaraciones resulta que las decisiones públicas las toma en función de sus problemas personales; que ya no sabe si quien le informó de la ejecución de los presuntos narcotraficantes y secuestradores fue su grupo de Inteligencia o una fuente anónima; que ya son dos grupos los que integrará y uno de ellos ya tiene dos meses de creado, a pesar de que él tiene apenas una semana en el cargo; y que no desea violar la ley, pero que sí está dispuesto a hacerlo. Éste es el galimatías que construyó en una semana.
Pero una parte de este galimatías es únicamente declarativo, para proteger su proyecto. Mauricio ya se percató de su ilegalidad y las posibles consecuencias jurídicas de sus declaraciones y acciones y, por lo mismo, intenta encubrirlo, pero no desmontarlo. Él sigue convencido del proyecto que dio a conocer el día 6 de octubre en declaraciones que fueron publicadas, el día 7 de ese mes, en el diario regiomontano El Norte: "Hay grupos de Inteligencia que me reportan directamente a mí o grupos de trabajo rudo, que yo les llamo, como tipo de limpieza, que serán responsables de convencer, como sea necesario, a estos grupos criminales que aquí no tienen cabida". (Subrayado del autor).
Es más como lo dio a conocer en su mensaje de toma de posesión, él regresó a la alcaldía por motivos muy personales: el intento de secuestro de una de sus hijas, en agosto de 2007, y "un complot para secuestrar a dos de sus nietos". En su lógica si él integraba este "escuadrón de la muerte" para limpiar San Pedro desde su ámbito particular sí incurría en delito y, por lo tanto, era susceptible de sanción; pero si lo hacía desde la alcaldía, estaba protegido por el uso legítimo de la fuerza pública.
En sus códigos, el Estado de Derecho rige para los ciudadanos, pero no para las autoridades y, por lo tanto, si es necesario violará la ley. En entrevista con Denisse Maerker, en Punto de Partida, el jueves 5 de noviembre, dijo que aunque no deseaba quebrantar la ley, si tenía que hacerlo, lo haría. Y, el viernes 6, al responderle al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, dejó claro que lo que prepara sí viola la legalidad, pues señaló: "Estamos apegados a la ley, lo importante en estas cosas es estar preparados para la guerra, no es necesariamente ejecutar lo que se preparó...".
Mauricio fue claro, tajante y puntual en sus declaraciones, mientras nadie le salió al paso. Empezó a titubear y a cantinflear, cuando lo contradijeron y lo conminaron a respetar la ley. Primero fue el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, quien desmintió que él le hubiera confirmado la ejecución de Héctor "El Negro" Saldaña y sus tres acompañantes. El mismo jueves 5, día en que dichas declaraciones se publicaron en los periódicos, Fernández declaró: "Te juro que no sé si me habló mi gente, no sé ni quién me habló, porque no pregunté". Pronto se le olvidó que el domingo 1 de noviembre, apenas cuatro días antes, había declarado, al mismo diario regiomontano: "(Los datos) son de mis gentes de Inteligencia. Obviamente era un tema que a mí me interesaba mucho el de este señor, por interés personal, pero tampoco te puedo dar muchos detalles del caso, porque son mis sistemas con los cuales estoy trabajando".
Las mayores contradicciones e incongruencias vinieron después de que Gómez Mont, advirtió que quien haga uso de la fuerza fuera de los ámbitos legales "...haciéndole daño a los demás, es un delincuente y no se puede aceptar que con delincuencia se abata la delincuencia".
El viernes 6, declaró: "Ya la parte de limpieza ya se realizó, estamos bastante bien, pero sí me preocupa mucho el mantenernos así." En menos de una semana "limpió" San Pedro; eso es eficacia. Pero eso sí, aseguró: "Que esté tranquilo el secretario Gómez Mont, que me voy a portar bien".
Luego habló de que ya no sería un "grupo de Inteligencia y limpieza", sino dos: uno de Inteligencia, que opera desde hace dos meses y, que de acuerdo a sus declaraciones, en estos momentos, él paga con dinero personal, pues indicó: "Estamos viendo si el otro grupo, el de Inteligencia, ése sí se lo paso a la nómina municipal". Y otro, el rudo: "Se está armando. Este grupo tiene varios propósitos, no nada más de limpia, es un grupo que voy a tener que formar, preventivo." Y afirmó "Ese grupo lo vamos a tener que patrocinar con gente que me quiera ayudar para hacerlo". Éste todavía no se integra, pero ya limpió San Pedro".
Y mientras el secretario de Gobernación se preocupa por que Fernández actúe dentro de la ley, el gobernador Medina celebra "que él esté echado para adelante en este tema de la seguridad, qué bueno".
Lo cierto es que los "escuadrones de la muerte" han sido nefastos en todas partes y (al margen de la denominación, la adscripción y el origen de los recursos) lo que Fernández integra son grupos que tienen instrucciones de lograr sus objetivos a cualquier precio, incluso violar la ley, lo que lamentaremos más temprano que tarde, si no se le detiene en estos momentos.