Todos los que habitamos en La Laguna sabemos perfectamente lo que es vivir en una región semidesértica en donde la vegetación es rala y el agua escasea. Todos los que poblamos esta comarca de ríos y lagunas secas deberíamos ser conscientes de que la falta de cuidado hacia nuestros raquíticos recursos naturales puede poner en riesgo no sólo su desarrollo, sino la propia viabilidad como zona habitable.
Pero quienes deberían ser los primeros en atender las necesidades que en materia de medio ambiente presenta la región, son quienes demuestran un mayor desdén hacia este importante tema. Varios son los ejemplos que al respecto dan las autoridades de los municipios de la zona metropolitana de La Laguna, de los estados que la dividen y del Gobierno Federal.
Un asunto vital para nosotros como comarcanos es sin duda el problema del agua. Desde hace años se ha hablado de la sobreexplotación de los mantos freáticos, provocada sobre todo por la enorme agroindustria de lácteos y su cadena productiva, la cual mantiene en su poder los derechos de más de la mitad de los pozos que hay en la región, muchos de ellos sin medidores volumétricos que permitan vigilar las extracciones.
Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Coahuila, en la Comarca Lagunera hay una superficie de cultivo, de 110 mil 400 hectáreas que absorben alrededor de 40 mil litros por segundo del acuífero, el cual tiene una capacidad de recarga de apenas 16 mil litros por segundo. Por lo que la sobreexplotación del manto ronda los 24 mil litros por segundo. Esta cifra se explica con los datos sobre la distribución del agua en la región, en donde el 90 por ciento del líquido se destina a la agricultura, en su mayoría al riego de forrajes, alimento de las vacas.
Con la reciente avenida del río Nazas, estudiosos del subsuelo y de la hidrología llevan a cabo investigaciones sobre el aporte de la creciente temporal a la recarga del acuífero, aporte que todavía es difícil de medir cuantitativa y cualitativamente, debido a lo cercano del paso de las aguas. No obstante, algunos involucrados en la problemática de la sobreexplotación ya cantan victoria y tratan de hacer creer que la situación negativa se ha revertido, lo cual dista de ser cierto.
Además del tema del agua, existe otro que es muy sensible para un amplio sector de la sociedad: el del cuidado de las zonas forestales. La Sociedad Mexicana de la Ciencia del Suelo advirtió la semana que acaba de terminar que la deforestación en la Comarca Lagunera es crítica y que no existen programas orientados a la creación de zonas de veda para la protección de especies en peligro y la falta de control ha permitido que vayan desapareciendo. Cada vez es más raro encontrar plantas como noas, candelilla y lechuguilla en parajes donde antes había extensas poblaciones de esas especies.
Actualmente, en La Laguna existe una sola área natural protegida (ANP) federal, la Reserva de la Biosfera de Mapimí, que abarca los estados de Durango, Coahuila y Chihuahua. Hace unos cinco años, en el municipio de Torreón se promovió a la región de la Sierra y Cañón de Jimulco para que se convirtiera en una ANP, pero sólo se consiguió que fuera decretada como reserva ecológica municipal, la cual enfrenta desde hace meses un conflicto entre dos grupos por el control y manejo de los recursos.
Por si fuera poco, anteayer se dio a conocer que el ensayo vegetativo que serviría como prueba para un proyecto mayor cuyo objetivo sería el de estabilizar la superficie del antiguo relleno sanitario, ubicado en el ejido La Rosita, hoy se encuentra en el abandono. Las especies plantadas en 6 hectáreas están muertas por la falta de riego y cuidado.
La finalidad de las reservas ecológicas es la de proteger la fauna y la flora de la destructiva actividad del ser humano. Es evidente que urge crear más zonas como las referidas si no queremos que nuestra región quede reducida a un montón de piedra y polvo.
Un tercer problema es el de la contaminación. En nuestra querida región, como en otros lugares de la República, existe una nociva tolerancia hacia la emisión de partículas sólidas y gases a la atmósfera por la industria, los autos y la quema de basura, a la vez que proliferan los tiraderos de desechos y los vertederos de aguas residuales. La emanación de sustancias como plomo, monóxido de carbono, amoniaco y cal ocasionan molestias recurrentes en muchas colonias del área conurbada. Y en estos momentos se continúa arrojando aguas crudas y mal tratadas al lecho seco del río Nazas.
Lo más grave de todo este descuido es que las consecuencias ya las empezamos a ver. Según el Observatorio Meteorológico de la Comisión Nacional del Agua, mientras a nivel mundial se ha registrado un incremento en la temperatura de 1.5 grados Celsius en las últimas tres décadas, en La Laguna el aumento es de 2.1 grados. Las causas que da la dependencia de este cambio climático acelerado son las descritas arriba: disminución de la precipitación pluvial, deforestación y contaminación.
Es hora de que exijamos a las autoridades acciones concretas y que nos pongamos a trabajar todos en soluciones, antes de que sea demasiado tarde.
argonzalez
@elsiglodetorreon